21/4/09

Programa del Seminario Introducción al Campo


Universidad Pedagógica Nacional
Maestría en Desarrollo Educativo
Doctorado en Educación

Programa 2009 del Seminario sobre Hermenéutica
de Samuel Arriarán


Primera parte
Las principales corrientes de la hermenéutica contemporánea

La hermenéutica ontológica de Gadamer
La hermenéutica crítica de Habermas
Las contribuciones de Kart Otto Apel al debate hermenéutico
La hermenéutica de Paul Ricoeur
La hermenéutica de Vattimo
La hermenéutica de Clifford Geertz
La hermenéutica de Charles Taylor


Segunda parte
La hermenéutica en América Latina

La hermenéutica analógica
- Las categorías de la hermenéutica analógica. Emblema, símbolo, iconocidad
- Aplicación de la hermenéutica analógica en educación
La hermenéutica barroca
- Analogía y barroco
- La hermenéutica barroca
- Hermenéutica e historia
- Aplicación de la hermenéutica barroca en la investigación educativa


BIBLIOGRAFÍA

Arriarán Samuel y Hernández Elizabeth, Ensayos sobre hermenéutica analógica barroca,
Editorial Torres, México, 2007.
Arriarán Samuel, La hermenéutica en América Latina, Editorial Itaca, México, 2007.
Arriarán Samuel , La fábula de la identidad perdida. Una crítica a la hermenéutica
contemporánea,
Editorial Itaca, México, 1999.
Arriarán Samuel, Barroco y neobarroco en América Latina. Estudios sobre la otra
modernidad
. Editorial Itaca, México, 2007.
Beuchot Mauricio, Compendio de hermenéutica analógica, Editorial Torres, México,
2007.
Beuchot, Mauricio, Tratado de hermenéutica analógica, Editorial UNAM.
Ferraris Mauricio, Historia de la hermenéutica, Siglo XX1, México, 2000.
Gadamer, H.G. Verdad y método I y II. Editorial Sígueme, Salamanca.
Grondin Jean, Introducción a la hermenéutica filosófica, Herder, Madrid, 1999.
Grondrin Jean, Introducción a Gadamer, Herder, Madrid, 1999.
Ricoeur Paul, El conflicto de las interpretaciones, Fondo de Cultura Económica, Buenos
Aires, 2003.


2. DINAMICA DE TRABAJO

- Exposición por parte del profesor
- Exposición por parte de los estudiantes
- Discusión de grupo
- Ejercicios audiovisuales

20/4/09

Presentación de Teresa Oñate

Por Samuel Arriarán

El libro que hoy estamos presentando, El mito del Uno. Horizontes de Latinidad, reúne diferentes trabajos sobre la hermenéutica hispanoamericana y que según los editores constituye una nueva perspectiva trágica posmoderna, mestiza y multicultural “pues para el pensar-vivir en español el trato con la diferencia descansa en una lúcida tragicidad venida de muy lejos, del largo contacto con la alteridad del sin sentido, lo callado, lo velado, lo tapado, lo mudo, lo otro del olvido.”[1]
Lo primero que llama la atención es que no se trata de un libro homogéneo sino que está compuesto por temas y autores diversos. Sin embargo se puede encontrar un tema común que es justamente el de intentar fundamentar un proyecto filosófico basado en la multiculturalidad, esto es, en el libre diálogo entre civilizaciones y culturas diferentes. No es un libro propiamente de divulgación sino que pretende algo más. Se trataría de llegar a un pensamiento de la Latinidad. Uno de los grandes filósofos, Gianni Vattimo, ocupa un lugar central pero no agota toda la discusión.
Mi comentario sobre este libro no puede dejar de citar a la obra de Vattimo. Comenzaré por ahí para pasar después a comentar sobre las ideas de Teresa Oñate que es la principal editora del libro. La razón por la que me concentraré más en Teresa Oñate es que no es muy conocida en México debido a la escasa difusión de su obra, lo que no ocurre con que el filósofo italiano. Pero en la medida en que las ideas de Teresa Oñate están fuertemente influidas por Vattimo, es indispensable comenzar por las ideas de éste.

Las ideas de Vattimo

En el libro que hoy estamos presentando se encuentran nuevas reflexiones del filósofo italiano. Estas reflexiones giran en torno de la crisis del mito de la unidad, es decir con la idea del fin de la metafísica según Heidegger y Nietzsche. Cuando a fines de 1990 se comenzaba a ver que el pensamiento de Vattimo llegaba a su agotamiento, de repente nos encontramos con un replanteamiento hacia un radicalismo marxista. No sin sorpresa escuchamos ahora de Vattimo declaraciones política en favor de Chávez y de los nuevos movimientos de extrema izquierda en América Latina. El argumento principal que Vattimo desarrolla en este nuevo libro es que se debe apoyar toda clase de revuelta contra el orden único, porque la unidad es siempre una máscara de poder y que la libertad es posible cuando depende de la multiplicidad.
¿Hasta qué punto estas declaraciones no pasan de ser meros pronunciamientos especulativos? ¿no será que al igual que su radicalismo religioso, este radicalismo socialista es compatible con la nueva forma neoliberal del capitalismo globalizador? ¿es que Vattimo no ve que detrás de la multiplicidad puede haber también una nueva forma de dominación ideológica?
El replanteamiento filosófico de Vattimo no resulta extraño si tenemos en cuenta que frente al descrédito del posmodernismo por sus implicaciones conservadoras, incluso Jacques Derrida se deslindó de esa corriente argumentando en contra de los espectros de Marx y a favor de posiciones filosóficas ilustradas . No es que Vattimo vuelve hoy a las posiciones ilustradas ya que sigue postulando su rechazo a las filosofías racionalistas. El último giro de Vattimo fue más bien de radicalizar sus planteamientos basados en Nietzsche y Heidegger criticando el nihilismo pasivo. Esta radicalización fue un acierto porque le permitió matizar su concepción del nihilismo en un nuevo contexto histórico. El contexto parece representar la nueva constelación después del derrumbe del “socialismo real” y que se caracteriza en torno de dos posiciones: entre una izquierda siempre revolucionaria y una izquierda liberal que rechaza siempre la idea de una clase dotada de legitimidad mesiánica que le permite tomar el poder por el verdadero bien de los demás. Para superar este falso dilema Vattimo señala que:
No se puede dejar a la derecha la reivindicación de la proyectualidad y de la libertad, reservando a la izquierda la defensa de valores metafísicos que durante un tiempo han sido, precisamente de la derecha, incluida la defensa de la naturaleza humana en la que hoy se ven con frecuencia asociados el extremismo de izquierda y el papado.[2]
¿Y por qué la izquierda extremista se asocia ahora con el papado? Para comprender este punto y salir de esta nueva situación de perplejidad que nos coloca Vattimo, es necesario comprender sus ideas hermenéuticas sobre la religión. Como alternativa al dogmatismo plantea una especie de cristianismo posmetafísico relacionado con la hermenéutica nietzscheana-heideggeriana No se puede dejar de señalar que, Vattimo expone sus puntos de vista como en una novela, es decir, relatando su propia experiencia y sus conflictos morales con la Iglesia. Otras veces intenta alejarse de lo anecdótico y desarrollar argumentos filosóficos siguiendo su ontología débil.[3]. De todas maneras lo que se advierte en este peculiar enfoque religioso es una postura personal que implica deslindarse de las creencias colectivas y especialmente de la autoridad del Papa. La posición de Vattimo concuerda con el punto de vista de William James que en su libro Las variedades de la experiencia religiosa señalaba que la religión es ante todo un asunto individual.[4] El problema es que por muy apreciable que fuera la decisión individual no cambia nada el poder de la Iglesia como aparato de dominación que manipula las creencias colectivas. Tampoco me parecen muy convincentes sus ideas para conciliar la fe individual con la filosofía hermenéutica. De todas maneras no resulta desdeñable su esfuerzo por llamar la atención sobre el fenómeno del retorno de la religión. Este retorno hay que explicarlo no desde la conciencia cotidiana que sólo aspira a recuperar un fundamento metafísico (creer en Dios), sino más desde la filosofía misma como la reaparición de lo reprimido. Este retorno no es casual sino que tiene su motivación en la crisis del racionalismo y el derrumbamiento de los interdictos filosóficos contra la religión. Ante estos hechos incuestionables debemos pensar la posibilidad de que puede darse una nueva vitalidad de la religión desde la filosofía y del pensamiento crítico habiendo abandonado las viejas nociones metafísicas del fundamento. Frente a las ideas religiosas tradicionales de la culpa, el pecado y la percepción del mal, se debería plantear otros contenidos menos dramáticos como la necesidad del perdón (el mal y la culpa serían menos escandalosas si no se las dramatiza tanto como pretende la metafísica de la Iglesia). Quizá esta desdramatización sea algo saludable en países como México donde crece el autoritarismo clerical con sus múltiples vertientes como el retorno de los legionarios de Cristo.
En el libro que hoy estamos presentando aparece un nuevo desarrollo del pensamiento de Vattimo en dirección a postular la necesidad de plantear la crisis del Uno o crisis del mito de la Unidad. Esto significa el mito de que el ser constituya un orden objetivo, un fundamento dado de una vez y para siempre. Vattimo sigue insistiendo en que debemos romper con esta metafísica desde la filosofía de Nietzsche y de Heidegger. El problema es que todavía no queda claro de qué manera el nihilismo activo puede ser un camino para liberarnos del dogmatismo y de los fundamentalismos religiosos. Así como se puede incurrir en una metafísica de signo invertido planteando una ontología del ser que en vez de progresar, se debilita ¿no sucederá lo mismo al intentar rechazar el fundamentalismo religioso cayendo en otro fundamentalismo al revés? ¿Qué justifica pasar de un fundamentalismo cristiano a un fundamentalismo islámico o viceversa? Hay que tener presente la respuesta de Gadamer a Vattimo en el citado Seminario de Capri que señalaba que si bien resulta necesario rechazar el retorno a una doctrina de la Iglesia, sin embargo resulta difícil conciliar las promesas de las religiones con los deberes de la racionalidad. Habrá siempre una barrera infranqueable toda vez que la superación de la metafísica (por más que esté basada en Nietzsche y Heidegger) no esté acompañada de una nueva concepción filosófica del tiempo y de la historia (algo que ni el mito puede ofrecer como sostiene Vattimo). [5] También Derrida señaló en el mismo seminario que es imposible negar que la globalización se presenta actualmente como una religión de la economía mundial y marca por tanto las tendencias del futuro[6] Por último habrá que recordar la crítica de Eugenio Trías al fundamentalismo cristiano de Vattimo. ¿Dónde queda entonces el planteamiento de un desarrollo positivo de las religiones? ¿no se reduce a un lugar teórico (el proceso de la secularización que permite el pluralismo y la tolerancia) pero en la historia es difícilmente viable?

Las críticas a Vattimo

En general puede decirse que la recepción del pensamiento de Vattino ha tenido hasta hoy tres modalidades: 1) la que lo acepta en bloque sin cuestionamiento alguno; 2) la que lo rechaza totalmente sin ver ningún aspecto positivo, y 3) la que lo rescata parcialmente. Es necesario referirse aunque brevemente a las dos últimas porque la primera es desde todo punto de vista inaceptable. Ella se reduce a repetir los argumentos y darlos por válidos al igual que las modas filosóficas. Lamentablemente esta modalidad que acepta acríticamente todo lo que es posmodernismo es la más difundida en América Latina. La segunda modalidad tampoco es aceptable ya que no reconoce nada positivo. Esta crítica es excesiva porque no toma en cuenta su aporte a la teoría del conocimiento como pensamiento posmetafísico a partir de una interpretación basada en Nietzsche y Heidegger (interpretación que le costó a Vattimo ¡más de cuarenta años!). Un ejemplo de esta crítica es la de C.A Viano. De acuerdo con la crítica de este autor, lo que sugiere el pensamiento débil es una cultura consoladora, una máquina apologética:
Se trata de ensayos en los que, a los medios normalmente utilizados para construir teorías, se les contrapone dialéctica, hermenéutica, semiosis sin límites, golpes imaginativos ocasionales, especulaciones etimológicas, divagaciones literarias: todo lo que no sea conocimiento, sino sólo pensamiento"[7]
La tercera modalidad la representan muchos autores pero por razones de espacio me limitaré a citar a tres: Giacomo Marramao, Claudio Magris y Teresa Oñate. Para el primero resulta acertada la manera en que Vattimo aborda la situación espiritual de la época posmoderna. Lo que no comparte es la afirmación de que la debilidad del ser que supuestamente resulta del mensaje cristiano.[8] Según este autor es poco convincente el argumento de que la secularización ocasiona una liberación positiva de muchos aspectos de la vida. En realidad el aspecto emancipatorio es inseparable de su aspecto deyecto, por lo cual no queda claro de qué manera convergen o se bifurcan (como senderos de un laberinto).
La crítica de Claudio Magris reconoce en principio el análisis bien ubicado en la problemática del valor de uso y el valor de cambio, pero disiente de la solución nihilista de la propuesta de Vattimo. Sin duda a este tipo de crítica no le falta razón cuando da en el blanco a una de las principales limitaciones de Vattimo: su teoricismo retórico. La cuestión de "qué significa pensar" nunca es remitida a la praxis, a la transformación de las relaciones sociales.
Por su parte Teresa Oñate , ha reconocido que su gran aportación ha sido la de generar un diálogo fructífero en la comunidad filosófica internacional y especialmente en el ámbito hispanoamericano: “No es de extrañar, si se tiene en cuenta que las voces más creativas del pensamiento español vivo pertenecen a la referencia nietzscheano-heideggeriana”[9] Según este punto de vista podemos hallar rasgos hermenéuticos en la filosofía de lengua española a partir de la influencia de la obra vattimiana que se traduce a partir del multiculturalismo y del mestizaje. Este alta valoración del impacto de Vattimo no oculta la existencia de lagunas u opacidades en su pensamiento, por ejemplo la necesidad de profundizar en la determinación de la obra de Nietzsche en Heidegger (y no sólo de Heidegger en Nietzshe), así como incurrir en una metafísica historicista de signo invertido en la que el ser, en vez de progresar se va debilitando hasta extinguirse. La hermenéutica necesita entonces para darse efectivamente como interpretación (y no como una forma encubierta de descripción estructural) transformar a los interlocutores poniendo en obra la verdad como evento. Esto significa que la concepción posmodernista de Vattimo necesita diferenciarse de las otras corrientes posmodernistas escépticas que niegan la posibilidad de alcanzar alguna verdad objetiva. Entre esas corrientes a las que se refiere Teresa están ciertamente autores como Richard Rorty y Jacques Derrida. No voy a detenerme en este punto aunque sería muy importante diferenciar los tipos de posmodernismo. Esta tarea ya la hice en mi libro Filosofía de la posmodernidad. Sólo puedo señalar que coincido con Teresa al destacar un posmodernismo nihilista, escéptico y conservador frente a otro posmodernismo crítico, hermenéutico y no necesariamente negativo.

Las ideas de Teresa Oñate

Entre las ideas principales que Teresa Oñate recoge de su maestro Gianni Vattimo está en primer lugar La superación del nihilismo como superación de la pura negatividad y el desprecio. Esta idea la desarrolla para postular una concepción posmodernista necesariamente vinculada con la transformación social. Criticando el posmodernismo conservador, señala que hay que evitar que el mundo actual desemboque en la catástrofe, en la destrucción de la naturaleza y la guerra entre culturas (como está sucediendo con la cultura del Islam).
Esta filosofía pacifista equivalente a una ontología de paz es una actitud intelectualmente sana si tenemos en cuenta que en vez del amor a la muerte postulado por los posmodernistas , lo que hay que hacer es amar la vida. Contra una concepción nihilista de la tragedia, ella sostiene que: “sólo hay que participar de la alegría trágica de ser y aprender a comprender y agradecer la inocencia del devenir.”[10]
Teresa Oñate recupera por su cuenta (alejándose ya del pensamiento de Vattimo) las ideas de los filósofos presocráticos donde descubre una dialéctica analógica. Esta dialéctica analógica que deviene trágica, posibilita a Teresa descubrir una concepción original sobre la actualidad de la filosofía griega. En este sentido se apoya en la recuperación gadameriana de los presocráticos, además de algunas observaciones de Heidegger y Nietzsche.
Pero ¿en qué consiste esta dialécticidad analógica trágica? Se trata de un modo de pensar que a diferencia de la dialéctica de la modernidad afincada en el pensamiento de Hegel y de Marx, no se hace énfasis en la superación y el conflicto irreconciliable. En vez de lucha a muerte de los contrarios, la dialéctica analógica de los griegos destaca la reconciliación entre el ser y la naturaleza, entre lo uno y lo otro, entre lo uno y lo múltiple. Este pensamiento centrado en la analogía en cuanto subraya es aspecto fronterizo del ser coincide con nuestro planteamiento de la hermenéutica analógica barroca que algunos autores sostenemos en México. En efecto, esta racionalidad equilibrada de síntesis armónica entre dos principios duales que ella recupera del pensamiento platónico y aristotélico, yo la encuentro en el pensamiento mestizo y barroco de México en el siglo XVII. Por su parte Mauricio Beuchot ha encontrado que la analogía surge en otras tradiciones filosóficas no ligadas necesariamente con los griegos.
Hasta aquí creo ver que una de las ideas originales de Tersa Oñate es la tesis de una racionalidad hermenéutica como recuperación de las diferencias. Y por diferencias ella entiende en contra de cierta orientación apologética del multiculturalismo las diferencias no sólo culturales sino también individuales. Es así como reinvindica el valor del Otro como constituyente de sí. Aquí el Otro puede significar un referente humano o divino, no importa. Lo que es importante para Teresa es alejarnos de los planteamientos extremos en torno de reivindicaciones sexuales o raciales. Siguiendo a Aristoteles, se guía por la moderación y la prudencia. No se puede dejar de señalar aquí que su último libro se denomina justamente Para leer la metafísica de Aristóteles en el siglo XX1. ¿Cuál es su Aristóteles? Ciertamente hay muchas interpretaciones como la de Werner Jaegger, During, pero al parecer ella coincide más con Aubenque. Se trata de un Aristóteles diferente de Platón y su fuerte pitagorismo. Para Oñate ese pitagorismo llevó posteriormente a la ciencia. En este punto no estoy muy acuerdo con Teresa porque me convencen más las interpretaciones de Giovani Reale y de Eugenio Trías. El pitagorismo platónico no necesariamente se relaciona con el pensamiento científico sino que también se conecta con un tipo de filosofía no racionalista o centrada únicamente en el logos. Hay un espacio para los símbolos. Los números corresponderían a las ideas o a las formas que equivalen a estructuras musicales. Tal vez dudando de las posibilidades de un planteamiento demasiado cercano hacia una racionalidad analógica icónica-simbólica, los esfuerzos de Teresa Oñate parecen centrados en recuperar un Aristóteles basado en la razón hermenéutica, pluralista, democrática, frente a las filosofías de la fuerza. Aunque claro, Teresa no descalifica a los que no comparten su interpretación de Aristóteles ya que:
Sabemos también, gracias a Aristóteles, que el contenido de las doctrinas secretas de Platón, versaban sobre este mismo dualismo pitagórico de los primeros principios ontológicos: el Uno o lo determinado y la diada indefinida o lo ilimitado, a los cuales el Platón pitagórico llamaba respectivamente ser y no ser, siendo lo más importante que el bien era la mezcla, la síntesis equilibrada o armónica de los dos principios duales, a partir de los cuales se generaban las ideas y los números ideales, los seres suprasensibles paradigmáticos por copia de los cuales conseguiría el demiurgo del Timeo platónico configurar las entidades sensibles. [11]

Para enfrentar el mito del Uno, Teresa nos propone una filosofía basada en la racionalidad hermenéutica (y que por sus implicaciones políticas y sociales abarca una nueva racionalidad educativa). Esto significa que necesitamos una racionalidad verdaderamente pluralista. Esta ya se encuentra en Aristóteles como co-pertenencia de lo múltiple finito. Esta idea nos permite rescatar la diferencia de la mismidad , la alianza entre las diferencias.
Lo que hay que destacar en este punto es que uno de los aciertos del pensamiento de Teresa es su concepción de la filosofía griega que no se reduce a la antigüedad, sino que tiene valor y vigencia en nuestros días. Tal es por ejemplo su rescate de la racionalidad hermenéutica de Aristóteles que nos permite repensar la educación en el mundo neoliberal en el que vivimos. Lo mismo puede decirse de su rescate de Platón y la analogicidad de los filósofos presocráticos. Lo que también hay que destacar es su recuperación de filósofos modernos como Heidegger, Nietszche y Gadamer: “Hemos necesitado de Nietzsche, Heidegger y Gadamer para comprender que el modo de conocimiento es comprender. Se trata de un comprender que necesariamente es interpretar”[12]
Lo que me llama mucho la atención es el modo en que recupera a estos filósofos reconectándolos con los griegos. En su brillante trabajo “Gadamer y los Presocráticos: la teología de la esperanza en el límite oculto de la hermenéutica”, Teresa ha desmenuzado con todo detalle los estrechos vínculos que difícilmente captamos cuando leemos las obras de esos autores. Hasta donde alcanzo a ver pocos lo hacen . Entre los filósofos españoles, ella se mueve entre aquellos que como Andrés Ortiz Osés pugnan una hermenéutica original centrada en la búsqueda de un origen materno-simbólico o entre aquellos que repiten acríticamente a los filósofos alemanes y franceses. Navegando entre arcaicos y posmodernistas derrideanos, no creo equivocarme al decir que en el actual panorama de la filosofía española, Teresa Oñate se destaca por el modo creativo, irreverente del pensar, que mezcla de manera barroca a los griegos con los posmodernos. ¿ Y porqué lo hace? La hermenéutica en la posmodernidad –dice ella- debe operar también un giro de retorno que permita la reapropiación de la filosofía griega, no absorbible por el racionalismo posterior de la ciencia y de la técnica. Hay que recuperar la ontología del límite, de “lo divino como constituyente, de los modos de racionalidad comunitaria y solidaria que pertenecen al amor y que por tanto son hermenéuticos.”[13]
La hermenéutica que nos propone Teresa es una hermenéutica que nos permite en los países como México y América Latina una atención en los valores de nuestro mestizaje y adecuada con nuestro propio metabolismo cultural. En este sentido nos invita a utilizar a Heidegger y Niezstche proyectando nuestro propio problema del multiculturalismo y la necesidad de una educación para la paz. De Heidegger nos ofrece un cuestionamiento del tiempo lineal de la modernidad y una crítica del mito del progreso como mercantilización generalizada. Basándose en “Tiempo y ser”, ella dice que debemos retomar la idea de un pensar sin el ente (lo contrario del proyecto de Ser y tiempo y que el mismo Heidegger abandonó por estar equivocado). Se trata de no volver a la metafísica de la entidad o del mito del Uno, de los objetos, de los sujetos. Habría en este Heidegger un planteamiento recuperable contra el antropocentrismo y el humanismo. Teresa tiene claro que un pensar sin el ente requiere de otro tiempo y otro espacio donde se ubican lo no dicho y lo no pensado. Creo que es en torno de esta nueva metafísica donde podemos buscar una nueva manera de pensar la educación en el contexto de la globalización. (Y es en torno de esta perspectiva que hemos invitado a Teresa para impartir este seminario en nuestra universidad)
De Nietszche ellanos ofrece extraer una hermenéutica centrada en los hechos como interpretaciones. Pero no se trata de caer en el idealismo sino más bien de rescatar un modo de pensar creador, que dé valor a lo sagrado no trascendente. Contrariamente a las lecturas de Nietzsche que ven incompatibilidades difíciles de aceptar, Teresa nos plantea leer a Nitezsche para enfrentarnos al positivismo y su comprensión irracionalista de la naturaleza. Este Niezsche no tiene mucho que ver con el Nietzsche trillado que conocemos sino más bien con aquel otro desconocido de La filosofía en la época trágica de los griegos. En esta obra Nietzsche redescubre el pensamiento de Heráclito. Se trata de la idea de un límite o acontecer que no se puede inducido ni deducido del movimiento (idea la comunidad).

¿Y Gadamer?. De él dice que al igual que en el caso de su maestro Heidegger, la referencia a la filosofía inicial de los presocráticos resulta una referencia central y privilegiada para la hermenéutica. Por lo que ambos, Heidegger y Gadamer, prosiguen entonces el camino ya abierto por Nietzsche.
Y así concluye ella que a través del tiempo y del espacio, de los siglos y las generaciones dialogan y discuten las personas alternándose entre sí “y entrando en conversación también sus diferentes hermenéuticas críticas : desde Platón y Aristóteles, Sócrates y los presocráticos, hasta Hölderlin, Nietzsche, Heidegger, Benjamin, Gadamer, Delueze, Vattimo… y un amplio nosotros.”[14]
Las ideas de Teresa Oñate nos invitan a este diálogo. Dejemos que fluya su agradable conversación con nosotros.


Notas

[1] Gianni Vattimo- Teresa Oñate, Amanda Núñez, Francisco Arenas, (Editores), El mito del Uno. Horizontes de Latinidad, Editorial Dykinson, Madrid, 2008

[2] G.Vattimo, “Izquierda como proyecto” en Nihilismo y emancipación, op.cit.p.127.
[3] G.Vattimo, “La huella de la huella”, en Jacques Derrida y Gianni Vattimo (eds.) La religión. Seminario de Capri, Ediciones de la Flor, Buenos Aires, 1997. En este seminario también participaron H.G. Gadamer, Jacques Derrida, Eugenio Trías, Mauricio Ferraris y Vincen Vittelo.
[4] William James, Las variedades de la experiencia religiosa, Península, Barcelona, 2002.
[5] Hans Georg Gadamer, “Conversaciones de Capri” La religión,op.cit. p.295.
[6] Jacques Derrida, “Fe y saber. Las dos fuentes de la religión en los límites de la mera razón”, en La religión,op.cit.
[7] Citado por Pier Aldo Rovatti, "Efectos del pensamiento débil", en Alessandro Dal Lago y Pier Aldo Rovatti, Elogio del pudor, Paidós, Barcelona, 1991, p.18.
[8] Giacomo Marramao, “Los ídola´ de lo posmoderno” en G.Vattimo (comp.) La secularización de la filosofía, op.cit. p.166.
[9] Teresa Oñate, “Los hijos de Nietzsche y la ontología hermenéutica de Gianni Vattimo” Prólogo a Diálogo con Nietzsche , Paidós, Barcelona, 2001,p. 14

[10] Prólogo.Henología y transhistoria: lo uno y lo múltiple en la hermenéutica actual” en El mito del uno, op. cit, p.29.
[11] El mito del Uno, op,cit. p.31

[12] Teresa Oñate “Hermenéutica espiritual y ontología del límite” en El mito del Uno, op.cit. p.235.
[13] Ibid. p.245
[14] En Teresa Oñate y Zubía, Cristina García Santos, Miguel Angel Quintana (editores) Hans Georg Gadamer:ontología estética y hermenéutica, Dykinson, Madrid, 2005.

Autonomía o descentralización

Un falso dilema: autonomía o descentralización*
Samuel Arriarán

1. La necesidad de autonomía
A mí me parece que en la situación actual de la UPN hay necesidad de autonomía. Además de causas internas (como la creciente ingerencia de organismos evaluadores que anulan toda posibilidad de autonomía financiera) hay también causas externas que es importante tomar en cuenta ¿de dónde provienen los lineamientos estratégicos de la política educativa? Para comprender lo que sucede en la educación superior en México, no se puede dejar de ver las recomendaciones del Banco Mundial, la OCDE y la UNESCO. De estas organizaciones justamente derivan las ideas de calidad y de excelencia y que llevan a justificar la necesidad del tipo de educación básica y de universidad empresarial que el gobierno impulsa. En este sentido la supuesta baja calidad en nuestros sistemas educativos se debería al crecimiento desbordado del profesorado y al “atraso tecnológico”.

En las organizaciones antes mencionadas hay consideraciones ideológicas erróneas, como si la solución estuviera únicamente en importar recursos técnicos de los países desarrollados. También se señala que las universidades deben ser mixtas, es decir, mezclarse con la empresa privada, lo cual es otra forma de buscar financiamiento en el mercado y por tanto deslindar al Estado de su responsabilidad con la sociedad.

Detrás del aparente esfuerzo gubernamental en hacer énfasis en el desarrollo cultural y educativo (lo que supuestamente lo diferenciaría de las recomendaciones tecnocráticas), sin embargo se cae en el colonialismo, es decir que las organizaciones internacionales, pese a sus buenas intenciones, únicamente recomiendan transferir conocimientos mediante el envío de datos y modelos de acción de los países centrales a los periféricos. Como todas las organizaciones inspiradas en propósitos paternalistas conciben a los países latinoamericanos únicamente como naciones pasivas y receptoras.

* Documento de reflexión presentado en la reunión de trabajo del Colegio de Profesores del Area 2. Diversidad e Interculturalidad, el día 22 de noviembre de 2007.
No deja de ser contradictorio y altamente incoherente que la solución de los problemas de la educación superior sea convertir en funcionarios y personal docente a los representantes de empresas y organismos gubernamentales e internacionales. Aquí el remedio ha resultado ser peor que la enfermedad ya que el dar chamba a los empresarios en las universidades públicas únicamente ha servido para incrementar la burocracia.

No basta entonces formular recetas con base en indicadores de rentabilidad. Esto lleva únicamente a fundamentar un tipo de universidad empresarial y tecnológica. Lo que hace falta es una universidad alternativa que posea como principal virtud la posibilidad de autodefinición académica, es decir, de autonomía efectiva, verdadera capacidad para decidir por sí misma sus objetivos, orientados por intereses distintos de la rentabilidad y el mercado. Personalmente me adhiero a esta aspiración de una universidad autónoma opuesta al modelo de la universidad empresarial. No está de más subrayar que esa universidad alternativa debe buscar la autonomía si tenemos en cuenta de que en 뻯㎐ᒄ㝶燈(Mi música�獀敨汬㈳搮汬⴬㠲㤹5��ǮȌ펨Ŷ\�ǠȈ⃈睋���က������ࠊ�����㿘ųǧȈ��*���誈ٴаٴӈٴՠٴ׸ٴڐٴܨٴ謀ٴ讘ٴ谰ٴ賠ٴ趐ٴ蹐ٴ輀ٴ辰ٴ遰ٴ鄠ٴ釐ٴ銀ٴ鍀ٴ鏰ٴ钠ٴ锸ٴ门ٴ隘ٴ靈ٴ須ٴ颸ٴ饐ٴ騀ٴ骰ٴ魠ٴ鰐ٴ鳀ٴ鵰ٴ鸰ٴ黠ٴ龐ٴꁘٴꄈٴꆸٴꉨٴƏȈ��爼Űų仨˵��������ƄȈꒀミ勰Ŭ���B��秬ů爘ŰƙȈ�necesidad�����ƞȈꒀミ勰Ŭ���E� �䡬˵牠ŰƓȈ��椄ų么˵瘸ų��������ƨȈ��ለ直伸˵ų������卨ūƭȐ��ᇰ直迀ů伐˵����������䶠ŰƣȌꇐ˱��ƥȈꒀミ勰Ŭ���8� �五˵棠ųƺȈ����������������ƿȈ��⍤Ű狈ųŶ��������ƴȊToken List�� ňȌ������������������������������E  ŁȌ�ɀ�˼��ńȈ��������ŇȈ��軰攣傰˵䂈˴��������ŜȈ��輈攣˼傈˵����ҍҍҍҍőȌৰ��À��䘀门¥����ҍҍŖȌ㈬攉㈘攉㈄攉㇬攉���က攣l�ūȈ����������р���������������������Ҩ����ʨ������������������������������������� �鞘˲ڀ���0�����ҏҍ梸˳�����ŵȈ¤�C:\Documents and Settings\Propietario\Escritorio\Autonomía o 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Esto es un falso dilema.
Es necesario destacar que hay grupos fuertes como el SNTE que desde hace muchos años están detrás de la propuesta de descentralización progresiva del sistema:
“La descentralización consistió en la creación de direcciones generales de servicios coordinados en cada entidad federativa...Los profesores del SNTE ejercen las mismas prácticas de presión y negociación en los organismos federales, aunque los costos de transacción y organización son mayores que su alternativa de ejercer presión y negociar con los gobiernos estatales.” [1]

2. La descentralización:
Pronunciarse en contra de la descentralización no implica necesariamente salir del atolladero en torno del falso dilema porque se bloquea de facto el desarrollo del proyecto institucional. Quizá se necesiten argumentos más convincentes, lo cierto es que no hubo eco a los planteamientos de Rectoría (menos hubo un mínimo diálogo con la comunidad). El problema de la poca disposición de apoyo por parte de la comunidad académica de la UPN se debe al menos en parte, a la falta de información y a los argumentos débiles de las autoridades y sus colaboradores. Mencionaré por ejemplo a Carlos Reynoso, Miguel Angel Izquierdo y Teresa Negrete.

Carlos Reynoso
El documento de Reynoso es el más importante ya que coincide con los documentos oficiales de rectoría. Según este punto de vista: “El régimen descentralizado ofrece mayores márgenes de acción (con variantes si es federal, estatal o local) como: personalidad jurídica propia,. Puede constituir un Consejo Universitario, y ejercer autonomía jurídica en términos de las normas de vida interna y definir políticas, administración de recursos, etc. El cambio que el personal podría hacer, del Apartado B del Art. 123 al Apartado A, podría dar lugar a una mayor participación en las decisiones de la vida institucional” [2]

Además de que no queda claro el paso de los Apartados, lo demás parece poco convincente. Es como repetir lo que ya tenemos. El mismo Reynoso pone el ejemplo de la UPN donde en los hechos a pesar de ser organismo desconcentrado ya funciona como descentralizado (de la misma manera en que hay universidades autónomas que no son autónomas) Hay razón para dudar de que el cambio de un apartado al otro sea más beneficioso ya que se deja confuso quien es trabajador de base y quién de confianza.

Miguel Angel Izquierdo
Según este documento, la descentralización permitiría:“Garantizar procedimientos para que los recursos federales y estatales, donaciones y propios fluyan sin burocracia, transparentemente, conforme a criterios vigentes o recomendados por ANUIES”.[3]

Lo que no queda claro es ¿por qué ANUIES? Lamentablemente el autor no da argumentos. Todos sabemos que en los hechos el financiamiento proviene de otras instituciones a través de programas de evaluación como PROMEP; PIFI, PNPC. En estas evaluaciones no interviene ANUIES. Todos son acuerdos entre la SEP y el CONACYT. Yo no veo cómo podremos mejorar con la descentralización frente a estos organismos evaluadores que anulan en los hechos toda posibilidad de autonomía financiera. No se puede negar que estos programas han contribuido a mejorar el salario de un sector de los profesores universitarios, pero por otra parte, han deteriorado el aspecto profesional sometiéndolos a la lógica de la rentabilidad. O sea que hasta el momento no podemos considerar como un hecho positivo la aplicación de los sistemas de estímulos en las universidades. Lo que aparentemente significaría un avance como la dedicación de tiempo completo a la vida académica, sin embargo no está comprobado que todos los investigadores del SNI lo hacen.

Por otra parte, mientras que en el CONACYT se siga evaluando la investigación educativa y de las humanidades con criterios de las ciencias naturales (lo cual implica subestimar a las ciencias sociales y la filosofía) únicamente los estímulos servirán para fomentar el trabajo de maquila intelectual, es decir, de poca originalidad en la generación de conocimientos, no digamos ya de la total falta de relevancia, dada su orientación prioritaria en la rentabilidad y no en las grandes necesidades del país. Lo que se nos presenta actualmente es una notable pérdida de la vida autónoma de las universidades:
“La perdida de autonomía de la universidad no se limita al aspecto financiero; se extiende a los criterios de evaluación de los proyectos, en tanto que son fijados de acuerdo con el enfoque de burocracias externas que muchas veces poco tienen que ver con los objetivos a largo plazo de las comunidades académicas, como PROMEP, CONACYT, o el SNI.”[4]

¿Hay una alternativa a la evaluación externa? Claro que la hay, y ésta consiste en dejar que las mismas comunidades académicas también se autoevalúen con criterios más académicos. Es necesario establecer un equilibrio entre las exigencias externas y los intereses y convicciones de las comunidades internas.

Otra idea que cabe resaltar aquí es que así como no hay criterios claros y confiables para la investigación, tampoco las hay para la docencia, lo cual complica más la situación. En el momento actual llegamos a una situación absurda donde una gran parte de los académicos al lograr, gracias a los estímulos, el máximo de ingresos, no pueden o no desean jubilarse. Es claro que aquellos que están ya en edad de retirarse, al hacerlo perderían sus ingresos por su antigüedad en la institución. Lo grave de todo esto es que uno de los resultados de la aplicación de los estímulos en México no ha generado la formación de cuadros indispensables, no sólo para la continuidad de la política de investigación, sino también para la renovación del personal docente.

Tampoco queda claro en el documento de Miguel Angel Izquierdo ¿cómo se puede pasar a la descentralización manteniendo la estructura actual? El problema es que en los hechos se sigue desconociendo el monto de asignado por la SEP y el uso detallado que se le da a este presupuesto. Pese a que ya funciona el IFAI para garantizar la transparencia, seguimos en gran parte desinformados sobre las administraciones discrecionales de estos recursos.

Teresa Negrete
En sus “Reflexiones hacia un proceso de Autonomía de la Universidad Pedagógica” Teresa Negrete, en vez de dar argumentos históricos sobre las ventajas de la descentralización sólo nos plantea que la autonomía como ideal no es algo deseable. Se apoya en filósofos posmodernistas como Jacques Derrida. En vez de planteamientos filosóficos abstractos ¿no sería mejor que quienes conocen mejor la historia de la UPN nos ofrezcan argumentos más concretos?

Conclusión,
En general los argumentos a favor de la descentralización han sido hasta este momento poco sustentados. Desafortunadamente no responden a la historia de la UPN. Hay un diagnóstico discutible sobre la situación actual; se parte del supuesto de que todo estuvo bien en la administración de Marcela Santillán (cuando todos sabemos que fue un desastre no sólo por la forma autoritaria puramente burocrática de la organización de los cuerpos académicos y de las áreas, sino también por la eliminación injustificada de la investigación y por la obstaculización al desarrollo del posgrado.)

¿Cómo salir del dilema entre autonomía o descentralización? Para llegar a la autonomía hay que pasar primero por la descentralización. No hay oposición sino complementación. No se puede pasar de inmediato a la autonomía por la sencilla razón de que es una tarea a largo plazo, sobre todo por la maraña jurídica y el inevitable cabildeo que es necesario realizar en el Congreso. Lo factible, en un plazo inmediato es la descentralización que permite sin mayor enmarañamiento jurídico la autogestión académica y financiera. Lograr la autonomía no puede ser un gran problema. Ninguna política puede ser implementada en la UPN en toda la pureza del modelo original. Deben darse algunos compromisos con la realidad y una descentralización a corto plazo es necesaria para abrir las puertas a la autonomía. ¿Y porqué? Pues porque esto daría posibilidades de fortalecimiento de la vida y gestión académicas que a corto plazo permitan luchar por la autonomía con importantes posibilidades de éxito.

[1] Juan Manuel Delgado, “Calidad y política educativa para la educación superior: el Banco Mundial y la UNESCO” en Alejandro Carmona, Andrés Lozano y David Pedraza (coords.) Las políticas educativas en México. Sociedad y conocimiento. Ediciones Pomares-UPN, México, 2007. p.223.

[2] Jornadas de Información: Hacia el Cambio Jurídico en la UPN
Conferencia del Lic. Carlos Reynoso, UAM, 15 de agosto de 2007, 11:50 hrs.

[3] Miguel Angel Izquierdo, “Esquema para el paso a organismo descentralizado”,
[4] María Teresa de Sierra, “Cultura de evaluación y acreditación de las universidades públicas en México y las controversias actuales”, en A.Carmona, A.Lozano, D. Pedraza (coords.) op.cit. p.130

19/4/09

¿Y qué propone el neobarroco?


Samuel Arriarán
En la sociedad contemporánea parecen darse los principales rasgos formales típicos del barroco del siglo XVII (ornamentación, exceso, sobrecarga). También hoy se descubre un desbordamiento del logos y una ruptura con la función del lenguaje denotativo, instrumental. Según algunos autores, el barroco y el neobarroco tienen en común un lenguaje del derroche, el despilfarro como reacción al utilitarismo y al ahorro propio de la sociedad capitalista. También es evidente de que hay una situación creciente de inestabilidad institucional. Las instituciones no terminan de cuajar. Y las viejas instituciones resultan caducas e insuficientes para resolver los nuevos problemas de desempleo, miseria, desarrollo urbano, etcétera. En lo cultural hay una nueva mezcla de símbolos de diferentes culturas. No sólo hay una occidentalización del imaginario sino también una orientalización del imaginario de Occidente (como en la película Happy Togheter, donde se describe la vida de una pareja de chinos en Buenos Aires). En lo tecnológico y económico vemos cómo desaparecen los símbolos locales y se sustituyen por símbolos universales ¿en qué medida estos representa un nuevo avasallamiento cultural o un mejoramiento de las condiciones generales de vida? A escala mundial hay un creciente predominio del intercambio económico y financiero. En general, lo social se presenta como teatralización de un imaginario armónico. Lo neobarroco ¿es otra ideología de la pacificación de los conflictos? o por el contrario ¿puede definirse como una opción liberadora?

1. Gilles Deleuze
Un autor que ha contribuido a la definición del neobarroco como esta nueva situación mundial donde predomina la ambigüedad, la confusión de identidades culturales y la multiplicidad de sentidos, es Gilles Deleuze. Según él, la dinámica contemporánea ya no gira en torno de un centro de poder o en función de determinadas contradicciones dialécticas. Hay otra lógica que tiene que ver con flujos indeterminados de diverso origen. En la medida en que estos flujos escapan a todo tipo de control estatal, social o familiar, se puede entender que hay un proceso de indeterminación del lenguaje que representa una liberación del texto. A diferencia del barroco (que se define por la reconstitución de series convergentes) el neobarroco sería la reconstitución de series divergentes: “La armonía traviesa una crisis en beneficio de un cromatismo ampliado, de una emancipación de la disonancia o de acordes no resueltos, no relacionados con una tonalidad.” (1)

Si bien la analogía musical le permite definir a Deleuze el funcionamiento del neobarroco, sin embargo no se reduce a ella ya que plantea que a nivel filosófico y moral se trataría de otro mundo posible donde Adán no peca o César no pasa el Rubicón. Esto significa que se trata de otra realidad donde los pliegues se repliegan según otras posibilidades y según otras relaciones diferenciales. Ejemplos del neobarroco serían la poesía de Mallarmé, la novela de Proust, la obra de Michaux , las composiciones de Pierre Boulez y la literatura de Borges. En todos estos autores se plantearía según Deleuze un neoleibnizianismo, es decir una realidad que a partir de la mónada concibe un sustrato oscuro (el piso de abajo) y un sustrato superior (el piso de arriba con algunas ventanas que conectan al mundo exterior). Deleuze también cita algunos cineastas que hacen surgir de un fondo oscuro una pequeña claridad que da sentido el desplegamiento del pliegue.

2. Severo Sarduy
Otro autor importante que ha contribuido a entender el neobarroco es Severo Sarduy en un texto titulado “El barroco y el neobarroco” (2). En este trabajo el autor revisa los principales rasgos del barroco (que a su vez estarían en el mundo contemporáneo) como el artificio, la sustitución, la proliferación, la parodia, la carnavalización y la intratextualidad (García Márquez en Cien años de soledad citando a Pedro Páramo y a Rayuela). Estos procedimientos son formas de lenguaje que de una u otra manera siempre eluden, suprimen sustituyen o crean los significados. En otro libro Ensayos generales sobre el barroco (3), Sarduy ha desarrollado de manera amplia dichos procedimientos basándose en la filosofía posestructuralista especialmente de Barthes, Bataille y Lacan. Así, el autor nos habla de nuevos procedimientos retóricos como la simulación, el simulacro, la anamorfosis, el maquillaje, el tatuaje, la elipsis, etcétera. El neobarroco sería entonces la nueva situación donde desaparece el sujeto, la representación no tiene un referente real sino siempre otra representación. Al no existir una realidad objetiva todo es ilusión de otra ilusión, un juego de espejos (como en Las Meninas de Velázquez) y un vacío eterno o un significado sin sentido (como en la teoría de Jacques Lacan). Vemos que en la definición de Sarduy se encuentran las principales tesis del posmodernismo (no hay un centro sino un espacio infinito, en vez de totalidades de sentido sólo hay fragmentos). Es interesante señalar que Sarduy no conforme con repetir las tesis de Lacan, Barthes o Bataille, ha intentado por su parte fundamentar una epistemología del neobarroco a partir de una comparación entre la astronomía del siglo XVII (Galileo y Kepler) con la cosmología actual (teoría del Big Bang). No es que haya una relación muy estrecha e idéntica entre esas concepciones. Para Sarduy lo importante es apreciar de qué manera el neobarroco representa también una visión del espacio y del tiempo que coincide con la idea de lo continuo (como en la filosofía de Leibniz), la infinitud (Kepler), además de la ambivalencia o confusión de sentidos (frente al univocismo clásico, renacentista), la incertidumbre y la inestabilidad.

Para Sarduy no es posible hablar de verdad sino sólo de una presentación hábil de argumentos con fines de persuasión: “otro momento en que la presentación hábil de los hechos y la persuasión –algo similar al arreglo barroco- se manifiestan de nuevo, es precisamente el del corte que provoca una nueva inestabilidad, la nuestra, y marca así el inicio de la cosmología actual.” (4)

O sea que la epistemología del neobarroco de Sarduy no se basa en la presentación de métodos o de resultados científicos, a la manera de lo que Kuhn denomina una “ciencia normal” sino más bien de interpretaciones argumentadas para señalar la subversión y la desintegración de una imagen coherente del universo. Ahora bien ¿hasta qué punto esta definición es razonable? Debemos aceptar que es relativamente convincente, ya que tal definición concuerda con la teoría de la analogía entre los hechos del mundo natural (de la física, la biología y la química) y del mundo social. Sabemos hoy que dicho intento es formulado por otros autores y que es ampliamente aceptado en las comunidades académicas. La incertidumbre, la inestabilidad, el caos o la ausencia de significado se relacionan con hechos comprobables en el comportamiento humano y social. Si bien aparecen (tal como lo demuestran científicos de la talla de Ilya Prigione) en las ciencias naturales, se deduce que no hay muchas diferencias con el comportamiento humano. Autores como I.Wallerstein han intentado encontrar similitudes con las ciencias sociales y por tanto hablar de la posibilidad de una nueva epistemología. (5)

Se puede entender entonces que el posible aporte de Sarduy se da a partir de una fundamentación en el terreno científico, además de la experiencia estética y existencial. ¿Por qué habríamos de debatir siempre en términos de oposición entre lo científico y lo artístico? No es casual que la actualidad vemos que hay un reencuentro entre la ciencia y la poesía. Ahora ya sabemos mejor que la última palabra en el conocimiento del mundo físico no pertenece solamente a la razón sino también a la imaginación, no sólo a las ecuaciones sino al símbolo. Por eso es que pensamos que hay una parte rescatable en la definición de Sarduy. Esta parte tendría que ver, entre otras cosas, con aquella descripción de lo que sucede dentro de la vida social y cultural, especialmente con relación al conflicto simbólico entre valor de uso y el valor de cambio. Es innegable que frente a la modernidad capitalista que reduce lo social al valor de cambio se plantea una reacción a favor del erotismo y del gasto. Es lo que subyace en la concepción filosófica de Bataille. A diferencia de Bolívar Echeverría que recupera el concepto de Bataille para su definición del ethos barroco, Sarduy lo aplica al neobarroco para reafirmar el valor de uso contra la dominación de lo vivo por lo inanimado:

“El neobarroco refleja estructuralmente la inarmonía, la ruptura de la homogeneidad, del logos en tanto que absoluto, la carencia que constituye nuestro fundamento epistémico. Neobarroco del desequilibrio, reflejo estructural de un deseo que no puede alcanzar su objeto, deseo para el cual el logos no ha organizado más que una pantalla que esconde la carencia” (6)

Como reacción a la dominación de lo vivo por lo inanimado (la mercancía), Sarduy plantea la dilapidación, el derroche únicamente en función del placer, es decir, el erotismo en tanto que actividad puramente lúdica, como simple parodia de la función de la reproducción y transgresión de lo útil. En el erotismo lo artificial y lo cultural se manifiestan en el juego con el objeto perdido. Obviamente hay en esta definición un aspecto claramente estético y utópico. Nos recuerda al ideal de sociedad de Herbert Marcuse donde hay cabida para la liberación de la sexualidad. Claro que Sarduy se cuida de no reducir su definición al campo de lo naturaleza o de la pura liberación de los instintos. Según él, se puede postular un regreso al barroco (no al barroco trasplantado) sino al barroco de origen sudamericano, a partir de la “reactualización del trabajo de grupo, el sueño evangélico de la colectividad, la organización celular de un orden ideal: proyectos de arquitectura, estudios y planos de comunidades, ciudades racionales y precisas como la que intentaron realizar los jesuitas”.
(7)
Vemos entonces que en esta definición del neobarroco no hay oposición entre lo natural (el placer y el erotismo) y la racionalidad. La propuesta de Sarduy es muy diferente de cierta corriente del posmodernismo que hace demasiado énfasis en lo no racional (nos referimos a la corriente fundamentada en Heidegger y Nietzsche). Quizá por ello puede decirse que su principal mérito es apoyarse en una conceptualización con referente real, y no abstracto. Se entiende que a Sarduy le preocupa más que todo la transgresión del orden burgués capitalista como orden de un tipo de lenguaje univocista:
“Ser barroco hoy significa amenazar, juzgar y parodiar la economía burguesa, basada en la administración tacaña de los bienes, en su centro y fundamento mismo: el espacio de los signos, el lenguaje, soporte simbólico de la sociedad, garantía de su funcionamiento, de su comunicación. Malgastar, dilapidar, derrochar lenguaje únicamente en función del placer (y no como en el uso doméstico, en función de información es un atentado al buen sentido, moralista y natural) en que se basa toda la ideología del consumo y la acumulación.” (8)

Sarduy tiene razón ya que el poder y la dominación capitalista también reside en la imposición de determinados símbolos que aseguran mediante el lenguaje la existencia de un orden político y material. Un neobarroco puede ser liberador si se define también como transgresión de los signos. Dicha transgresión es necesaria para destruir el Estado y su fundamento material (que lo constituye la economía burguesa). Esta definición de Sarduy nos parece fecunda no sólo porque ofrece una buena base epistemológica del neobarroco como posibilidad actual de una modernidad no capitalista, sino también como una propuesta pensada desde la realidad actual de América Latina. Si bien son importantes las aportaciones de Lezama Lima y Carpentier ya que insistieron en la necesidad de diferenciar el barroco europeo del latinoamericano, el aporte de Sarduy lo es más, ya que avanza hacia la definición del neobarroco y lo fundamenta ampliamente con base en muchos ejemplos del arte y de la literatura latinoamericana como ciertas obras de José Donoso (El lugar sin limites), Carlos Fuentes (Zona sagrada), de Cortázar (Rayuela), de Salvador Elizondo (Farabeuf), el arte cinético de Julio Le Parc, Carlos Cruz Diez, etcétera.
Examinemos algunos de estos ejemplos:
El lugar sin límites plantea la idea de mundo al revés. El significado de la novela, más que el travestismo o la apariencia de inversión sexual, es la inversión en sí: una cadena metonímica de vuelcos y de desenlaces al revés (como en la literatura barroca española la realidad y el sueño aparecen trastocados). Como pura realidad de lenguaje, El lugar sin límites es ese espacio de conversiones y disfrazamientos. Si esta serie de virajes no corresponde al mundo real cotidiano, sino que van cada vez más lejos es porque lo que se invierte no es lo que está en la superficie (lo económico, lo político) sino lo que corresponde enteramente a sus significados eróticos.

También en Zona sagrada de Carlos Fuentes se plantea este juego de inversiones. Esto se debe a que hay una clara conciencia de revaloración de lo que antes se consideraba como mundo exterior o apariencia en realidad es una máscara. Esta máscara simula la simulación de otra simulación. La inversión que opera la novela de Carlos Fuentes consiste en sacralizar lo profano. Así, lo cotidiano (el robo del suéter de la madre por el hijo) se convierte en “zona sagrada”. Si el suéter se va transformando con el progreso de la narración, hasta quedar investido por la majestad de una reliquia es porque se convierte en fetiche, un centro de permutaciones o cuerpo metonímico ya que es el prolongamiento del cuerpo de la madre. Así, Fuentes describe el persistente desajuste entre la realidad y el deseo, la distancia irrecuperable entre el objeto y el fantasma. La novela elucida una inversión real (sexual) a partir de otra realidad aparente (estructural). De manera tal que se trastocan los planos como si el autor quisiera demostrarnos que el discurso literario arrastra contenidos científicos, pero que en realidad son solamente figuras de sentido, juegos de lenguaje o simples virajes de la intriga. Se trata de un simulacro u operación mimética. Según Severo Sarduy, así también debía de realizarse una lectura crítica de Paradiso, la gran novela de Lezama Lima, es decir, como un material analógico a la ciencia (ciencia convertida en literatura), metáfora totalizante de la cultura y una conversión de todo el léxico del saber en discurso literario.

En Rayuela, Sarduy descubre una inserción neobarroca (las fotografías de Wong) que fueron tomadas con una Kodak del año veinte por algún etnólogo estadounidense o danés y que en ellas aparece una mujer, la misma que aparece en las fotos tomadas por Bataille en 1905 y que según Elizondo no aparece ninguna mujer……
Para Sarduy esta cadena de sorpresas basadas en citas sin referentes reales hay que entender como un planteamiento exclusivamente literario donde de manera deliberada no intenta revelar al sujeto. La búsqueda de Oliveira (la de una totalidad gnoseológica) no es la de un sujeto sino del lenguaje (el sistema de signos de la rayuela, los cuadrados de tiza en la acera). En el ámbito del lenguaje la anécdota de la novela y la rayuela de la acera viene a situarse una estructura de dobles. La Maga es el doble, ya que su emblema novelístico es el signo de interrogación o ignorancia. A su vez es doble de otro doble, ya que la Maga es al mismo tiempo emblema de la sabiduría, pero no porque lo sabe todo racionalmente sino a través de la intuición. En su mundo incompleto, en su sed de totalidad, Oliveira es conciente de sus limitaciones (sabe que gira inútilmente en torno de “dicotomías occidentales”). Que el acceso al vacío, que el camino pase por la contemplación del suplicio, es lo que aporta el personaje Wong, quien sugiere otra posibilidad de conocimiento basado en el budismo, la religión o el sadismo. Pero en Rayuela no hay una sola interpretación sino infinitas.

3. Omar Calabrese
Aunque el concepto de neobarroco surgió originalmente en el ámbito europeo, embargo vemos que es aplicable a otros contextos culturales como América Latina. El arte moderno y posmoderno (como radicalización de las vanguardias) sería el marco donde surge lo neobarroco como una situación de experimentación formal esteticista. En este sentido es el resultado del cruce entre el arte moderno y el arte de masas. Antes que nada se trataría de determinar los nuevos procesos artísticos que se desarrollan al margen de los museos y de las galerías tradiciones del arte. Esto es lo que plantea entre otras cosas el italiano Omar Calabrese en su libro La era neobarroca (9). Pero lo neobarroco no se reduce a su contexto europeo. En América Latina no sólo se nos presenta un interesante entrecruzamiento entre arte popular, arte de masas y arte culto sino que abarca lo extra-artístico. Esto significa que podemos relacionarlo con el mestizaje cultural, por ejemplo lo que se desarrolla como interacción entre el imaginario occidental y el imaginario local (esto es, entre la cultura occidental, la cultura de los medios masivos de comunicación y las culturas indígenas). Tenemos también procesos de hibridación como la orientalización de lo latinoamericano. Estas situaciones nuevas de mestizaje cultural tienen importantes repercusiones filosóficas. El hecho de la desaparición histórica de referentes de una sola cultura , nos lleva a modificar nuestras percepciones habituales. Si el mundo no es más que una interacción múltiple, confusa entre identidades culturales ¿porque no desarrollar una filosofía de lo neobarroco que dé cuenta de ello? El principal problema de la filosofía latinoamericana es quizá el de explicar cómo construir categorías para explicar lo neobarroco diferenciándolo del hibridismo (que como teoría sociológica, antropológica se limita a describir y hacer la apología de la mezcla). Esta definición del hibridismo cultural que es sostenida por autores como Néstor García Canclini ciertamente tiene que ver con una ideología de la armonización de los conflictos.(10)

Buscando una salida liberadora se está desarrollando una concepción del neobarroco a partir de la hermenéutica analógica barroca (11). En esta perspectiva una gran parte del pensamiento latinoamericano que arranca desde el siglo XVII novohispano demuestra que una vez derrumbado el mito de la modernidad ilustrada como la única alternativa de organización social, surge la necesidad de otro modelo de sociedad basado en el diálogo intercultural y el respeto de las diferencias culturales. El ejemplo más claro de esta perspectiva liberadora es la que representa el Ejército Zapatista de Liberación Nacional. Este movimiento expresaría la necesidad de una democracia plural basada en el mestizaje y no tanto en el fundamentalismo indigenista ni la integración a la cultura europea estadounidense (de ahí la idea de una hermenéutica analógica barroca que significa evitar lo extremos). También en gran parte de la literatura latinoamericana, especialmente en autores como Carpentier y Lezama Lima se planteó la idea del mestizaje o del barroco como la realidad que mejora expresa el ser de la mayoría de los países latinoamericanos. Después de estos autores se evidenció que incluso García Márquez, y sobre todo Juan Rulfo y Borges representan lo neobarroco. Esto se comprueba como vemos en estos autores la proliferación de símbolos del barroco como por ejemplo la presencia de las tradiciones orales (García Márquez y Rulfo) y de tradiciones herméticas relacionadas con la cábala o el neoplatonismo (Borges)

Llegamos así a la situación actual donde planteamos por nuestra parte, con base en los autores antes mencionados que el neobarroco se puede definir como un intento frustrado de
entrar a la modernidad. Como un proceso de neurosis en plena posmodernidad que nos condiciona a vivir un eterno presente, el neobarroco sólo sería una especie de crítica irónica, paródica, carnavalesca, en cierta manera liberadora. Como ejemplos de literatura neobarroca de una nueva generación en América Latina se pueden mencionar a César Aira, Roberto Bolaño, Ricardo Piglia, Daniel Sada, Néstor Taboada Terán y muchos otros.

Basándonos en Severo Sarduy (más que en autores como Omar Calabrese), podemos desarrollar una redefinición del neobarroco como un concepto para entender la realidad latinoamericana como un sistema de flujos indeterminados o un nuevo mestizaje simbólico. Pensamos que se puede fundamentar un neobarroco de carácter liberador a partir de una definición del papel del lenguaje. Ciertamente Sarduy tiene razón al señalar que las maneras más subversivas de alterar el mundo capitalista se encuentran en la construcción de realidades lingüísticas autónomas frente a la lógica de la economía burguesa que impone un solo sentido (la lógica de la mercancía). De lo que se trataría entonces es de postular una definición del neobarroco como aquel discurso que rompe la estatalización y la institucionalización de los símbolos. Esto significa afirmar el papel del lenguaje como negación de todo sentido, es decir, de liberar los significados ya que en vez de un universo unidimensional es mejor un universo de polivalencias.

Lo neobarroco se podría decir que es aquello que escapa a la textualización o imposición de la letra (para la economía capitalista todo lo que no es textual es extirpable). Podemos ejemplificar esto citando la película japonesa Kaiwan donde se plantea una situación donde para salvar a un monje budista de la influencia de los demonios, le escriben sobre la piel un tejido de mantras. Pero los calígrafos, que van pintando progresivamente el cuerpo olvidan pintar las orejas. Por allí lo tiran hacia arriba los demonios hasta arrancarle esos fragmentos de piel no escritos.

También se puede ejemplificar con las narraciones de Borges que cuestionan radicalmente las clasificaciones de nuestra sociedad, proponiendo otras que pueden ser tan válidas como las comúnmente aceptadas (aunque esas alternativas clasificatorias no tengan utilidad alguna), porque el nexo de unión entre los objetos clasificados ya está preestablecido. Pero de todas maneras, si por algo tiene sentido todavía el arte y la literatura hoy en día es justamente por su poder de transgresión y resemantización de los signos establecidos.

En los siguientes capítulos nos proponemos analizar algunas obras de autores como Carpentier, Néstor Taboada Terán, García Márquez, Borges, Ricardo Piglia, Roberto Bolaño, César Aira, Xavier Villaurrutia, tratando de ver sus procedimientos neobarrocos esencialmente transgresivos del sistema de signos establecidos. Un buen marco de referencia teórico y metodológico es la obra de Paul Ricoeur, especialmente Tiempo y narración donde de manera amplia nos ofrece argumentos para fundamentar el aspecto transformador, refigurador del texto literario. En esta obra nos apoyaremos para desarrollar nuestro concepto de una literatura neobarroca latinoamericana de carácter liberador, además de los mismos escritores (como Ricardo Piglia y Roberto Bolaño ) que han elaborado sendos trabajos de reflexión teórica sobre el quehacer literario en el contexto de la globalización, el mestizaje cultural y la posmodernidad. (12)

Notas
(1) Gilles Deleuze, El Pliegue.Leibniz y el barroco, Paidós, Barcelona, 1988. p. 108.

(2) Severo Sarduy, “El barroco y el neobarroco”, en César Fernández (coordinación) América Latina en su literatura, Siglo XX1, México, 1972.

(3) Severo Sarduy, Ensayos generales sobre el barroco, Fondo de Cultura Económica, Buenos Aires, 1987

(4) Ibid. p.17

(5) Wallerstein I. Impensar las ciencias sociales, México, Siglo XX1, 1998,

(6) Sarduy, Ensayos.. op.cit. p. 209.

(7) Ibid. p.103.

(8) Ibid. p. 209.

(9) Omar Calabrese, La era neobarroca, Ediciones Cátedra, Madrid.

(10) Néstor García Canclini, Culturas híbridas, Grijalbo, México,

(11) Samuel Arriarán y Mauricio Beuchot, Filosofía, neobarroco y multiculturalismo,Editorial Itaca, México, 1978.

(12) Ricardo Piglia, Crítica y ficción, Anagrama, Barcelona, 2001; Roberto Bolaño, Entre paréntesis, Anagrama, Barcelona, 2004.

¿Cuál es la relación entre hermenéutica barroca y educación multicultural?

Samuel Arriarán
Entre el multiculturalismo y la hermenéutica barroca existe una teoría que las puede unificar. Dicha teoría expresa 1) una idea de proporcionalidad, 2) una relación entre dos términos donde hay predominio de la diferencia, y 3) una analogía evita el univocismo como el equivocismo. (1)

La hermenéutica barroca se puede caracterizar por una forma de racionalidad moderada que plantea el conflicto a partir del principio de la proporción como forma de diálogo y de comunicación. Esta es la situación histórica del siglo XVII donde frente a la extinción de dos o más culturas se plantea la sobrevivencia como estrategia común.

Ciertamente, también en la hermenéutica barroca predomina la diferencia ya que no se puede tratar de una simple identificación o fusión entre dos o más contrarios. La relación multicultural o intercultural supone entonces la tolerancia y el respeto a la diversidad del Otro. Esto es importante ya que si tomamos el caso de la educación ya no se puede seguir sosteniendo un sistema educativo donde predomina la homologación y la uniformización. Se trata entonces de hacer énfasis en la diferencia, ya que lo que se necesita es un tipo de educación basada en la diversidad y el pluralismo. O mejor dicho, se trata de desarrollar una educación multicultural.

El problema es que en México y en América Latina, el tipo de Estado fue impuesto a partir del modelo centralista burgués europeo. De ahí que este Estado se haya desarrollado junto con un sistema educativo basado en la uniformización y la intolerancia hacia otras formas de cultura. Lo único válido -según este esquema- era la educación positivista, liberal, supuestamente universalista, pero en el fondo totalmente eurocéntrica e imperialista.

Por más que la educación se haya tratado de imponer según la justificación universalista, lo que se escondía era un racismo implícito ya que eliminaba las diferencias culturales. Como dicen Sonia Comboni y José Manuel Juárez: "la acción de la escuela se enmarca todavía dentro de un esquema político-cultural mayor basado en el ideal de un Estado-nación mal copiado del modelo burgués europeo, a sabiendas de la gran diferenciación social, cultural, lingüística e incluso ideológica que hoy caracteriza a ese continente y aun a casi todos los países que lo conforman." (2)

Lo grave de todo esto es que esa mentalidad homogeneizadora , uniformizante y totalitaria tiene consecuencias en la formación de los pedagogos. No se les forma para dar atención diferenciada a sus alumnos ni mucho menos para respetar sus particularidades. Se los forma y capacita como simples técnicos aplicadores de recetas de supuesta validez universal.

Los pedagogos así no están ni pueden estar preparados para hacer frente a la realidad, esto significa que no pueden ubicarse en el salón de clase y comprender a sus alumnos que provienen de diversos contextos culturales y lingüísticos. Aquí hay doble enajenación. Por un lado, con respecto a la realidad educativa y, al mismo tiempo con respecto a la realidad social, histórica.

La necesidad de retomar el problema de desarrollar un pensamiento propio no solamente parece algo que se plantea hoy la filosofía. También la pedagogía se enfrenta ante este tipo de dilemas para no caer en múltiples enajenaciones. Seguramente las ciencias sociales en América Latina también tendrán que enfrentarse a esta cuestión (sobre todo si quieren salir de la grave crisis en que se hallan). Como dice Gilberto Giménez, dicha crisis se debe a la imitación de fórmulas positivistas, deterministas, empiricistas. ¿por qué no entonces intentar y retomar planteamientos surgidos en América Latina en el terreno del pensamiento social?

Por una parte, las ciencias sociales tienen que repensar y revalorar el proceso histórico del mestizaje. América Latina es una sociedad multicultural. En este sentido ya no pueden pueden sostenerse enfoques simplicistas o liberales. Tal como decía René Zavaleta, lo que prevalece en nuestros países es la hibridez y el abigarramiento.(3)

También Néstor García Canclini señala que la hibridación multicultural constituye la complejidad estructural de la modernidad latinoamericana. Antes que nada se trata de construir una esfera pública más allá de étnias y naciones pero la construcción de esta esfera, así como la metodología de investigación requieren la exploración de las relaciones entre naciones en las migraciones y las industrias culturales. (4)

Por otra parte, las ciencias sociales tendrán que revalorar los métodos de investigación sobre el simbolismo (como la hermenéutica). Este es desafío para los simplemente repiten metodologías neopositivistas, neodarwinistas o puramente empiricistas.

Notas
1 Samuel Arriarán y Mauricio Beuchot, Filosofía, neobarroco y multiculturalismo, Itaca, México, 1999.

2. Sonia Comboni y José Manuel Juárez "Educación y tolerancia: lecciones de la educación indígena" , en Investigación sociológica II,UAM-X,Jorge Brena y José Luis Cisneros (compiladores) México, 1998.

3. René Zavaleta Mercado, Lo nacional popular en Bolivia, Siglo XX1, México,1986.

4. Néstor García Canclini, La globalización imaginada, Paidós.

¿Qué es la hermenéutica barroca?

Samuel Arriarán
Desde hace mucho tiempo diversos intelectuales se preguntan si hacer ciencia o filosofía en América Latina implica elaborar categorías propias o simplemente usar las que derivan del conocimiento universal. Este problema ha sido discutido ampliamente (aunque no resuelto) en el terreno de la filosofía latinoamericana. Ya en la obra de José Gaos, Augusto Salazar Bondy, Leopoldo Zea se planteaba esta situación. (1) Según ellos en América Latina predomina el culto y la imitación de las filosofías europeas. De ahí la falta de originalidad y autenticidad. Pero hacer filosofía latinoamericana no implica partir de cero o de una supuesta creación pura. Por el contrario, la filosofía latinoamericana tiene que desarrollarse a partir de su confrontación con la filosofía europea. Hacer filosofía latinoamericana implica entonces hacer filosofía sin más. Lo demás se da por añadidura. Esto significa que no se puede hacer una filosofía latinoamericana a partir de categorías propias. No se puede "mexicanizar" o "latinoamericanizar" la filosofía. Esto es tan absurdo como tratar de crear un pensamiento de la nada. Quizá, siguiendo esta lógica, es posible plantear la necesidad de desarrollar otra hermenéutica (a partir de la hermenéutica en general, es decir, de la filosofía europea), pero sin reducirnos a ella. En este sentido no puede haber una hermenéutica universal ya que en el caso de la hermenéutica de Gadamer o Habermas, esa reflexión se desarrolla en el contexto alemán. No se aplica a otras realidades históricas ya que esa reflexión corresponde a una tradición específica (la ilustración europea). El problema es que en América Latina no hemos tenido esa ilustración. La modernidad que tenemos no arranca de la época ilustrada sino del barroco (y concretamente del barroco novohispano que no es el mismo que el barroco europeo). Por este motivo es legítimo y pertinente intentar plantear una hermenéutica barroca.2

Lo difícil es dar cuenta y sacar conclusiones de la crítica a la hermenéutica europea. Existen suficientes razones como para evitar hacer una filosofía o una hermenéutica eurocéntrica. No tiene sentido alinearse dentro la falsa polémica entre ilustrados y no ilustrados, entre modernos y posmodernos. Esta es una polémica occidental. Sólo vale para los filósofos europeos. En América Latina no somos modernos ni posmodernos. Eso es un falso debate.

Hace falta redefinir la modernidad desde América Latina. Aunque nuestra historia se haya desarrollado en el ámbito de la modernidad capitalista, sin embargo existe otra racionalidad o sensibilidades distintas de la occidental. Tal es el caso de las culturas indígenas. En estas culturas existen posibilidades no desarrolladas en cuanto a realizar valores no capitalistas. Por esta razón, nos interesa repensar y revalorar el papel de la educación y de la cultura. En América Latina la posibilidad de realizar una modernidad no capitalista reside justamente en la necesidad de no eliminar las diferencias culturales. Se trata de replantear el valor del uso frente a la economía de mercado como una utopía no realizada dentro la modernidad europea.

Es falso que exista una sola modernidad. No hay una sino varias. Tal como dice Bolívar Echeverría existen por lo menos cuatro versiones en las que puede constituirse el ethos histórico moderno.(3) Cada una de ellas propone una forma de solución a los problemas del capitalismo. Ellas son las siguientes:

1) El ethos realista que borra toda contradicción planteando que la forma capitalista es la única forma de realizar el proceso de producción y consumo.

2) El ethos clásico que no borra la contradicción como el anterior, aunque señala que es inmodificable.

3) El ethos romántico que plantea que dicha contradicción debe vivirse buscando una solución favorable o positiva.

4) El ethos barroco, que plantea una aprobación de la vida frente a la muerte (el valor de uso frente al valor de cambio). A diferencia de los otros ethos históricos, el ethos barroco no acepta la modernidad capitalista.


Se puede añadir la modernidad socialista que es otra forma del ethos histórico moderno y que ha resistido y puede resistir al sistema capitalista. Aunque haya fracasado en algunos países, no quiere decir que no sea viable en un futuro. Bolívar Echeverría no ignora esta modernidad, pero la incluye dentro del ethos realista. Esto es discutible.

Pero ¿qué es el ethos barroco? Podemos definirlo no solo como otra racionalidad, sino como otro modo de ser y otra forma de sensibilidad que surge del proceso del mestizaje latinoamericano. Es un error definir el barroco sólo como un estilo artístico. Se trata también de un comportamiento cultural que tiene su propia racionalidad (diferente de la lógica europea).

Si el barroco representa otra racionalidad correspondiente a otro tipo de lógica cultural se trata entonces de cuestionar la existencia de una modernidad universal. No se trata de la supresión de las diferencias culturales, tampoco se trata de caer en el fundamentalismo. Lo que se puede hacer es plantear de otra manera el tema del mestizaje.

Podemos apoyarnos en autores como Walter Benjamin (para salir del laberinto de la modernidad desarrollista) o de Michel de Certeau para entender de que no hay por que espantarse ante la descomposición cultural o la decadencia. Como toda situación de crisis, hay luz y oscuridad, vida y muerte. En esto nos ayuda el ethos barroco a partir de las fábulas, es decir, lo que el lenguaje del barroco expresa a través de metáforas corporales. Por eso, lo importante no es sólo el lenguaje de la razón, sino también del cuerpo o del erotismo frente a la muerte.

El barroco como posibilidad de otra racionalidad ligada al deseo se halla asociado al mundo de Sor Juana, es decir al universo simbólico correspondiente al siglo XVII.

Significado de barroco novohispano

Plantear el concepto de modernidad según la racionalidad del barroco, necesariamente nos lleva a las condiciones históricas del siglo XVII en Nueva España. Es interesante advertir cómo en dicha época no existe una dualidad entre la lógica y el sentimiento, entre la razón y lo sensible, entre la metáfora y la metonimia, entre la magia y la ciencia. Esto significa que hay un contexto histórico y social donde no se impone una racionalidad sobre otra. Por primera vez en el mundo iberoamericano hay una especie de convivencia pacífica entre las culturas. Esto no se pudo dar nunca en España ya que la política de los españoles consistió en la destrucción sistemática del mundo cultural del Islam.

Ahora bien, situar el concepto de modernidad en la época del barroco no tiene nada que ver con rescatar la Ilustración (como plantea Habermas). Tampoco se trata de postular una especie de renacimiento de estructuras políticas caducas como la ciudadanía virreynal. Se trata más bien de un "llamado ético" que significa una recuperación del pluralismo democrático y el bien común. Esto es justamente lo que no da (ni puede dar) la modernidad capitalista (que es fundamentalmente individualista y univocista). Dicha modernidad sólo es una racionalidad totalitaria ya que no favorece la diferencia ni el diálogo intercultural. Únicamente destruye los núcleos éticos- míticos presentes en el ethos de las comunidades indígenas.

Frente a la pérdida de valores que ha caracterizado a la modernidad occidental, se ha generado un verdadero infierno posmoderno al no haber ya nada en que creer. Si ya no hay nada que respetar ni nada que transgredir, entonces no existe ya la idea del bien o del mal. Desaparece la idea del pecado. Pero esto no significa volver a la necesidad de una religión para el presente. Se trata simplemente de intentar repensar el concepto de modernidad ya no en función de un antagonismo con la tradición. Es perfectamente posible pensar en que a través de una hermenéutica barroca, mestiza, se puede reunir lo que se ha separado a raíz del proceso globalizador: la razón y la pasión, la magia y la ciencia, el alma y el cuerpo, lo profano y lo sagrado, lo moderno y lo indígena.

Frente al posmodernismo equivocista y frente al modernismo ilustrado univocista ¿por qué no pensar mejor en la necesidad de un pensamiento social fundado en la síntesis y el equilibrio? El concepto de modernidad a partir del barroco puede permitirnos construir una sociedad alternativa basada en la multiculturalidad y el pluralismo. Esto no quiere decir que el concepto de modernidad barroca sea un nuevo relativismo equivocista. Aunque no se puede dejar de reconocer que la hermenéutica analógica-barroca postula una cierta perspectiva relativa, sin embargo hay que subrayar que es un relativismo moderado y no extremo o absoluto. Por eso es que frente a la posmodernidad donde prevalece el nada vale y la absoluta indiferencia (ya que desaparece la noción de transgresión o pecado) hay que afirmar el predominio de la vida sobre la muerte, del eros frente a la máquina, de los valores humanos frente a la técnica, en fin, de la posibilidad de construir una educación para un futuro donde prevalezca la libertad, la tolerancia, la justicia y el bien común. Esto tiene que ver con una perspectiva de filosofía política y de una recuperación de la utopía del barroco, es decir, de otra modernidad no capitalista. A mi modo de ver, es aquí donde la utopía del barroco se encuentra con la utopía socialista.

Hago este énfasis ya que plantear la idea de una hermenéutica barroca puede confundirse con una simple vuelta a concepciones arcaicas. En el caso de México y de varios países latinoamericanos, el barroco se ha considerado como una especie de conciencia católica que desembocó en un tipo de Estado nacional oligárquico. En los países andinos, el origen del Estado nacional estuvo asociado al desarrollo de un criollismo católico conservador. Lo que se construyó fue una falsa sociedad determinada por el culto a la imágenes marianas. Sin embargo, no se puede afirmar que no hubieron alternativas. En el caso de Perú y Bolivia, por ejemplo, surgieron muchos movimientos indigenistas que intentaron contraponer al barroco conservador otro tipo de racionalidad nacional liberadora. Estos movimientos como el de Tupac Amaru, Tupac Katari y Wilca Zárate son indicaciones de que la sociedad barroca puede configurar otras imágenes del mundo. Si la identidad cultural ya no la concebimos como simple sustancia, entonces dicha identidad puede mostrarse como una entidad histórica cambiante. Los sujetos transforman sus comportamientos y en esa medida pueden crear otras imágenes del mundo.

¿Qué es lo que caracteriza a una conciencia barroca de tipo conservador? ¿Sirve como referente ideológico para la luchas de las clases dominantes? (4) ¿esto no obliga a pensar que fatal y necesariamente el barroco es reaccionario (como en Europa)? Hay que subrayar que en esa época, igual que en la actualidad, frente a la política de dominación, a las clases populares no les queda otra alternativa que generar una contrapolítica de resistencia que se caracteriza por la simulación o el camuflaje. En este sentido podemos entender que la historia de la cultura no es una simple sucesión de derrotas sino que a través de ellas se puede expresar una metamorfosis o un proceso de mestizaje que no se puede detener. Se afirma y se desafirma. Se occidentaliza y se desoccidentaliza. A este comportamiento autores como Lezama Lima y Octavio Paz han llamado estrategia de contraconquista. Pero esta actitud no es exclusiva de los países latinoamericanos. Se observa que en todo el mundo, durante el siglo XVII se difundió una política de oposición. De ahí que la aparente sumisión y conformismo con sus respectivas derivaciones en la intriga, la hipocresía o el oportunismo.

Bolívar Echeverría señala con toda razón lo siguiente:

"¿Cómo hacer política republicana allí donde el despotismo estatal la imposibilita sistemáticamente, allí donde está obligada a corromperse y claudicar, a desdecirse y traicionarse, puesto que cualquier autoafirmación directa y abierta la orillaría a la rebelión y la encauzaría así al suicidio, a la derrota heroica que traslada los actos políticos, reducidos a la consistencia de hechos históricos aleccionadores, al plano de lo imaginario?¿Cómo si no inventándose una república virtual y cumpliendo sus leyes informales mientras se las disfraza de las que son impuestas por el despotismo imperante?" (5)



Notas
1 José Gaos, "La filosofía en México" UNAM , México; Augusto Salazar Bondy ¿Existe una filosofía en nuestra América ? Siglo XX1, México, y Leopoldo Zea La filosofía americana como filosofía sin más, Siglo XX1. México.


2 Samuel Arriarán, La fábula de la identidad perdida. Una crítica a la hermenéutica contemporánea. Editorial Itaca, México, 1999.

3 Bolívar Echeverría, La modernidad de lo barroco, Era, México,1999.

4. Jacques Lafaye, Quetzalcoatl y Guadalupe, Fondo de Cultura Económica, México.

5 Bolívar Echeverría, op.cit.p.183