Un falso dilema: autonomía o descentralización*
Samuel Arriarán
1. La necesidad de autonomía
A mí me parece que en la situación actual de la UPN hay necesidad de autonomía. Además de causas internas (como la creciente ingerencia de organismos evaluadores que anulan toda posibilidad de autonomía financiera) hay también causas externas que es importante tomar en cuenta ¿de dónde provienen los lineamientos estratégicos de la política educativa? Para comprender lo que sucede en la educación superior en México, no se puede dejar de ver las recomendaciones del Banco Mundial, la OCDE y la UNESCO. De estas organizaciones justamente derivan las ideas de calidad y de excelencia y que llevan a justificar la necesidad del tipo de educación básica y de universidad empresarial que el gobierno impulsa. En este sentido la supuesta baja calidad en nuestros sistemas educativos se debería al crecimiento desbordado del profesorado y al “atraso tecnológico”.
En las organizaciones antes mencionadas hay consideraciones ideológicas erróneas, como si la solución estuviera únicamente en importar recursos técnicos de los países desarrollados. También se señala que las universidades deben ser mixtas, es decir, mezclarse con la empresa privada, lo cual es otra forma de buscar financiamiento en el mercado y por tanto deslindar al Estado de su responsabilidad con la sociedad.
Detrás del aparente esfuerzo gubernamental en hacer énfasis en el desarrollo cultural y educativo (lo que supuestamente lo diferenciaría de las recomendaciones tecnocráticas), sin embargo se cae en el colonialismo, es decir que las organizaciones internacionales, pese a sus buenas intenciones, únicamente recomiendan transferir conocimientos mediante el envío de datos y modelos de acción de los países centrales a los periféricos. Como todas las organizaciones inspiradas en propósitos paternalistas conciben a los países latinoamericanos únicamente como naciones pasivas y receptoras.
* Documento de reflexión presentado en la reunión de trabajo del Colegio de Profesores del Area 2. Diversidad e Interculturalidad, el día 22 de noviembre de 2007.
No deja de ser contradictorio y altamente incoherente que la solución de los problemas de la educación superior sea convertir en funcionarios y personal docente a los representantes de empresas y organismos gubernamentales e internacionales. Aquí el remedio ha resultado ser peor que la enfermedad ya que el dar chamba a los empresarios en las universidades públicas únicamente ha servido para incrementar la burocracia.
No basta entonces formular recetas con base en indicadores de rentabilidad. Esto lleva únicamente a fundamentar un tipo de universidad empresarial y tecnológica. Lo que hace falta es una universidad alternativa que posea como principal virtud la posibilidad de autodefinición académica, es decir, de autonomía efectiva, verdadera capacidad para decidir por sí misma sus objetivos, orientados por intereses distintos de la rentabilidad y el mercado. Personalmente me adhiero a esta aspiración de una universidad autónoma opuesta al modelo de la universidad empresarial. No está de más subrayar que esa universidad alternativa debe buscar la autonomía si tenemos en cuenta de que en 뻯㎐ᒄ㝶燈(Mi música獀敨汬㈳搮汬㠲㤹5ǮȌ펨Ŷ\ǠȈ睋ကࠊ㿘ųǧȈ*誈ٴаٴӈٴՠٴٴڐٴܨٴ謀ٴ讘ٴ谰ٴ賠ٴ趐ٴ蹐ٴ輀ٴ辰ٴ遰ٴ鄠ٴ釐ٴ銀ٴ鍀ٴ鏰ٴ钠ٴ锸ٴ门ٴ隘ٴ靈ٴ須ٴ颸ٴ饐ٴ騀ٴ骰ٴ魠ٴ鰐ٴ鳀ٴ鵰ٴ鸰ٴ黠ٴ龐ٴꁘٴꄈٴꆸٴꉨٴƏȈ爼Űų仨˵ƄȈꒀミ勰ŬB秬ů爘ŰƙȈnecesidadƞȈꒀミ勰ŬE 䡬˵牠ŰƓȈ椄ų么˵瘸ųƨȈለ直伸˵ų卨ūƭȐᇰ直迀ů伐˵��䶠ŰƣȌꇐ˱ƥȈꒀミ勰Ŭ8 五˵棠ųƺȈƿȈ⍤Ű狈ųŶƴȊToken List ňȌE ŁȌɀ˼ńȈŇȈ軰攣傰˵䂈˴ŜȈ輈攣˼傈˵ҍҍҍҍőȌৰÀ䘀门¥ҍҍŖȌ㈬攉㈘攉㈄攉攉က攣lūȈ��р���������Ҩ�ʨ������������������ 鞘˲ڀ0ҏҍ梸˳ŵȈ¤C:\Documents and Settings\Propietario\Escritorio\Autonomía o Descentralización.dococBĜȈ⣀́ftware\Classes\Installer\ProductsBǞȈԬԪ칐˹˼pppǓȎ���ǗȈꒀミ勰Ŭ$ꯔ˹唨˵ ǬȌꏐョꑔミꎠョ勰Ŭヘ啰˵�� ǥȈ啌˵嘐˵깠˹ǺȈꒀミ勰Ŭ'嘴˵嗀˵ ǿȌꏐョꑔミꎠョ勰Ŭヘ嘈˵�� ƈȈ嗤˵囐˵啸˵ƍȈcreaciónƂȈꒀミ勰Ŭ0꯬˹嚀˵ ƇȌꏐョꑔミꎠョ勰Ŭヘ囈˵�� ƐȈ嚤˵坨˵嘐˵ƕȈꒀミ勰Ŭ3 垌˵團˵ ƪȌꏐョꑔミꎠョ勰Ŭヘ坠˵�� ƣȈ圼˵堨˵囐˵ƸȈdireccionesƽȈꒀミ勰Ŭ? 塌˵埘˵ ƲȌꏐョꑔミꎠョ勰Ŭヘ堠˵�� ŋȈ埼˵壨˵坨˵ŀȈgeneralesŅȈꒀミ勰ŬI꺄˹墘˵ ŚȌꏐョꑔミꎠョ勰Ŭヘ壠˵�� œȈ墼˵妀˵堨˵ŨȈꒀミ勰ŬL 妤˵夰˵ ŭȌꏐョꑔミꎠョ勰Ŭヘ奸˵�� ŦȈ奔˵婀˵壨˵ŻȈserviciosŰȈꒀミ勰ŬV 婤˵姰˵ ŵȌꏐョꑔミꎠョ勰Ŭヘ娸˵�� ĎȈ娔˵嬀˵妀˵ăȈcoordinadosĘȈꒀミ勰Ŭc嬤˵媰˵ ĝȌꏐョꑔミꎠョ勰Ŭヘ嫸˵�� ĖȈ嫔˵宰˵婀˵īȈenĮȈꒀミ勰Ŭf寔˵孠˵ ģȌꏐョꑔミꎠョ勰Ŭヘ宨˵�� ļȈ宄˵屠˵嬀˵ıȈcadaĴȈꒀミ勰Ŭk岄˵尐˵ ljȌꏐョꑔミꎠョ勰Ŭヘ屘˵�� ǂȈ尴˵崠˵宰˵LJȈentidadǜȈꒀミ勰Ŭs 嵄˵峐˵ ǑȌꏐョꑔミꎠョ勰Ŭヘ崘˵�� ǪȈ峴˵巠˵屠˵ǯȈfederativaǤȈꒀミ勰Ŭ}帄˵嶐˵ ǹȌꏐョꑔミꎠョ勰Ŭヘ巘˵�� DzȈ嶴˵庐˵崠˵ǷȈ…ƊȈꒀミ勰Ŭ~庴˵幀˵ ƏȌꏐョꑔミꎠョ勰Ŭヘ庈˵�� ƘȈ幤˵彀˵巠˵ƝȈ.ƐȈꒀミ勰Ŭ彤˵廰˵ ƕȌꏐョꑔミꎠョ勰Ŭヘ弸˵�� ƮȈ弔˵忰˵庐˵ƣȈLosƦȈꒀミ勰Ŭ 怔˵徠˵ ƻȌꏐョꑔミꎠョ勰Ŭヘ忨˵�� ƴȈ忄˵悰˵彀˵ʼnȈprofesoresŎȈꒀミ勰Ŭ惔˵恠˵ ŃȌꏐョꑔミꎠョ勰Ŭヘ您˵�� ŜȈ悄˵慠˵忰˵őȈdelŔȈꒀミ勰Ŭ憄˵愐˵ ũȌꏐョꑔミꎠョ勰Ŭヘ慘˵�� ŢȈ愴˵成˵悰˵ŧȈSNTEźȈꒀミ勰Ŭ戴˵懀˵ ſȌꏐョꑔミꎠョ勰Ŭヘ戈˵�� ĈȈ懤˵拐˵慠˵čȈejercenĂȈꒀミ勰Ŭ 拴˵技˵ ćȌꏐョꑔミꎠョ勰Ŭヘ拈˵�� ĐȈ护˵掀˵成˵ĕȈlasĨȈꒀミ勰Ŭ¤掤˵挰˵ ĭȌꏐョꑔミꎠョ勰Ŭヘ捸˵���� ĦȈ捔˵摀˵拐˵ĻȈ mismasİȈꒀミ勰Ŭ« 摤˵揰˵ ĵȌꏐョꑔミꎠョ勰Ŭヘ搸˵�� ǎȈ搔˵攀˵掀˵ǃȈprácticasǘȈꒀミ勰Ŭµ攤˵撰˵ ǝȌꏐョꑔミꎠョ勰Ŭヘ擸˵�� ǖȈ擔˵新˵摀˵ǫȈdeǮȈꒀミ勰Ŭ¸旔˵敠˵ ǣȌꏐョꑔミꎠョ勰Ŭヘ斨˵�� ǼȈ斄˵晰˵攀˵DZȈpresiónǶȈꒀミ勰ŬÀ暔˵映˵ ƋȌꏐョꑔミꎠョ勰Ŭヘ晨˵�� ƄȈ晄˵朠˵新˵ƙȈyƜȈꒀミ勰Ŭ 杄˵曐˵ ƑȌꏐョꑔミꎠョ勰Ŭヘ朘˵�� ƪȈ更˵柠˵晰˵ƯȈnegociaciónƤȈꒀミ勰ŬÎ栄˵析˵ ƹȌꏐョꑔミꎠョ勰Ŭヘ柘˵�� ƲȈ枴˵梐˵朠˵ƷȈenŊȈꒀミ勰ŬÑ梴˵桀˵ ŏȌꏐョꑔミꎠョ勰Ŭヘ梈˵�� ŘȈ桤˵楀˵柠˵ŝȈlosŐȈꒀミ勰ŬÕ 楤˵棰˵ ŕȌꏐョꑔミꎠョ勰Ŭヘ椸˵�� ŮȈ椔˵樀˵梐˵ţȈorganismosŸȈꒀミ勰Ŭà 樤˵榰˵ ŽȌꏐョꑔミꎠョ勰Ŭヘ槸˵�� ŶȈ槔˵櫀˵楀˵ċȈfederalesĀȈꒀミ勰Ŭé櫤˵橰˵ ąȌꏐョꑔミꎠョ勰Ŭヘ檸˵�� ĞȈ檔˵歰˵樀˵ēȈ,ĖȈꒀミ勰Ŭë殔˵欠˵ īȌꏐョꑔミꎠョ勰Ŭヘ歨˵�� ĤȈ歄˵氰˵櫀˵ĹȈ aunqueľȈꒀミ勰Ŭò汔˵毠˵ ijȌꏐョꑔミꎠョ勰Ŭヘ氨˵�� njȈ氄˵泠˵歰˵ǁȈlosDŽȈꒀミ勰Ŭö洄˵沐˵ ǙȌꏐョꑔミꎠョ勰Ŭヘ泘˵�� ǒȈ沴˵涠˵氰˵ǗȈ costosǬȈꒀミ勰Ŭý淄˵浐˵ ǡȌꏐョꑔミꎠョ勰Ŭヘ涘˵�� ǺȈ浴˵湐˵泠˵ǿȈdeDzȈꒀミ勰ŬĀ 湴˵渀˵ ǷȌꏐョꑔミꎠョ勰Ŭヘ湈˵�� ƀȈ渤˵漐˵涠˵ƅȈtransacciónƚȈꒀミ勰ŬČ漴˵滀˵ ƟȌꏐョꑔミꎠョ勰Ŭヘ漈˵�� ƨȈ滤˵激˵湐˵ƭȈyƠȈꒀミ勰ŬĎ 濤˵潰˵ ƥȌꏐョꑔミꎠョ勰Ŭヘ澸˵�� ƾȈ澔˵炀˵漐˵ƳȈorganizaciónňȈꒀミ勰Ŭě炤˵瀰˵ ōȌꏐョꑔミꎠョ勰Ŭヘ灸˵�� ņȈ灔˵焰˵激˵śȈson䲋ᇑŞȈꒀミ勰Ŭğ煔˵烠˵ œȌꏐョꑔミꎠョ勰Ŭヘ焨˵�� ŬȈ焄˵燰˵炀˵šȈmayoresŦȈꒀミ勰Ŭħ爔˵熠˵ ŻȌꏐョꑔミꎠョ勰Ŭヘ燨˵�� ŴȈ燄˵犠˵焰˵ĉȈqueČȈꒀミ勰Ŭī狄˵牐˵ āȌꏐョꑔミꎠョ勰Ŭヘ犘˵�� ĚȈ牴˵獐˵燰˵ğȈsuĒȈꒀミ勰ŬĮ 獴˵猀˵ ėȌꏐョꑔミꎠョ勰Ŭヘ獈˵�� ĠȈ猤˵琐˵犠˵ĥȈalternativaĺȈꒀミ勰Ŭĺ琴˵珀˵ ĿȌꏐョꑔミꎠョ勰Ŭヘ琈˵�� LjȈ珤˵瓀˵獐˵ǍȈde⅔˵ǀȈꒀミ勰ŬĽ瓤˵瑰˵ DžȌꏐョꑔミꎠョ勰Ŭヘ璸˵�� ǞȈ璔˵疀˵琐˵ǓȈejercerǨȈꒀミ勰ŬŅ疤˵田˵ ǭȌꏐョꑔミꎠョ勰Ŭヘ畸˵�� ǦȈ畔˵癀˵瓀˵ǻȈpresiónǰȈꒀミ勰Ŭō癤˵痰˵ ǵȌꏐョꑔミꎠョ勰Ŭヘ瘸˵�� ƎȈ瘔˵盰˵疀˵episƃȈyƆȈꒀミ勰Ŭŏ眔˵皠˵ ƛȌꏐョꑔミꎠョ勰Ŭヘ盨˵�� ƔȈ盄˵瞰˵癀˵ƩȈnegociarƮȈꒀミ勰ŬŘ矔˵睠˵ ƣȌꏐョꑔミꎠョ勰Ŭヘ瞨˵�� ƼȈ瞄˵硠˵盰˵ƱȈcon⅔˵ƴȈꒀミ勰ŬŜ碄˵砐˵ ʼnȌꏐョꑔミꎠョ勰Ŭヘ硘˵�� łȈ破˵礐˵瞰˵ŇȈlosŚȈꒀミ勰ŬŠ 礴˵磀˵ şȌꏐョꑔミꎠョ勰Ŭヘ礈˵�� ŨȈ磤˵秐˵硠˵ŭȈgobiernosŢȈꒀミ勰ŬŪ 秴˵禀˵ ŧȌꏐョꑔミꎠョ勰Ŭヘ秈˵��俹ၨ ŰȈ禤˵窐˵礐˵ŵȈestatalesĊȈꒀミ勰Ŭų窴˵穀˵ ďȌꏐョꑔミꎠョ勰Ŭヘ窈˵�� ĘȈ穤˵筀˵秐˵ĝȈ.ĐȈꒀミ勰ŬŴ筤˵竰˵ ĕȌꏐョꑔミꎠョ勰Ŭヘ笸˵�� ĮȈ笔˵篰˵窐˵ģȈ”ĦȈꒀミ勰ŬǶ簔˵箠˵ ĻȌꏐョꑔミꎠョ勰Ŭヘ篨˵��do ĴȈ範˵粠˵筀˵ljȈJuannjȈꒀミ勰Ŭǻ糄˵籐˵ ǁȌꏐョꑔミꎠョ勰Ŭヘ粘˵�� ǚȈ籴˵絠˵篰˵ǟȈ ManuelǔȈꒀミ勰ŬȂ綄˵紐˵ ǩȌꏐョꑔミꎠョ勰Ŭヘ絘˵��⅔˵ ǢȈ紴˵縠˵粠˵ǧȈDelgadomuestrǼȈꒀミ勰ŬȊ繄˵緐˵ DZȌꏐョꑔミꎠョ勰Ŭヘ縘˵�� ƊȈ練˵绐˵絠˵ƏȈenƂȈꒀミ勰Ŭȍ维˵纀˵ ƇȌꏐョꑔミꎠョ勰Ŭヘ终˵�� ƐȈ纤˵羀˵縠˵ƕȈsuƨȈꒀミ勰ŬȐ群˵缰˵ ƭȌꏐョꑔミꎠョ勰Ŭヘ罸˵�� ƦȈ罔˵聀˵绐˵ƻȈtrabajoưȈꒀミ勰ŬȘ聤˵翰˵ ƵȌꏐョꑔミꎠョ勰Ŭヘ耸˵�� ŎȈ耔˵胰˵羀˵ŃȈ“ņȈꒀミ勰Ŭș脔˵肠˵ śȌꏐョꑔミꎠョ勰Ŭヘ胨˵�� ŔȈ胄˵膰˵聀˵醫✫ũȈCalidadŮȈꒀミ勰Ŭȡ臔˵腠˵ ţȌꏐョꑔミꎠョ勰Ŭヘ膨˵�� żȈ膄˵艠˵胰˵űȈyŴȈꒀミ勰Ŭȣ芄˵舐˵ ĉȌꏐョꑔミꎠョ勰Ŭヘ艘˵�� ĂȈ舴˵茠˵膰˵ćȈpolíticaĜȈꒀミ勰ŬȬ 荄˵苐˵ đȌꏐョꑔミꎠョ勰Ŭヘ茘˵�� ĪȈ苴˵菠˵艠˵įȈeducativaĤȈꒀミ勰Ŭȶ萄˵莐˵ ĹȌꏐョꑔミꎠョ勰Ŭヘ菘˵�� IJȈ莴˵蒐˵茠˵ķȈparaNJȈꒀミ勰ŬȻ蒴˵葀˵ ǏȌꏐョꑔミꎠョ勰Ŭヘ蒈˵�� ǘȈ葤˵蕀˵菠˵醫✫ǝȈlaComǐȈꒀミ勰ŬȾ 蕤˵蓰˵ ǕȌꏐョꑔミꎠョ勰Ŭヘ蔸˵�� ǮȈ蔔˵蘀˵蒐˵ǣȈeducaciónǸȈꒀミ勰ŬɈ蘤˵薰˵ ǽȌꏐョꑔミꎠョ勰Ŭヘ藸˵�� ǶȈ藔˵蛀˵蕀˵ƋȈsuperiorƀȈꒀミ勰Ŭɐ蛤˵虰˵ ƅȌꏐョꑔミꎠョ勰Ŭヘ蚸˵�� ƞȈ蚔˵蝰˵蘀˵ƓȈ:ƖȈꒀミ勰Ŭɒ螔˵蜠˵ ƫȌꏐョꑔミꎠョ勰Ŭヘ蝨˵�� ƤȈ蝄˵蠠˵蛀˵ƹȈelƼȈꒀミ勰Ŭɕ衄˵蟐˵ ƱȌꏐョꑔミꎠョ勰Ŭヘ蠘˵�� ŊȈ蟴˵裐˵蝰˵繪ŏȈ BancołȈꒀミ勰Ŭɛ裴˵袀˵ ŇȌꏐョꑔミꎠョ勰Ŭヘ裈˵�� ŐȈ袤˵覐˵蠠˵ŕȈMundialŪȈꒀミ勰Ŭɣ覴˵襀˵ ůȌꏐョꑔミꎠョ勰Ŭヘ覈˵�� ŸȈ襤˵詀˵裐˵ŽȈyŰȈꒀミ勰Ŭɥ詤˵觰˵ ŵȌꏐョꑔミꎠョ勰Ŭヘ訸˵��er ĎȈ訔˵諰˵覐˵ăȈlaĆȈꒀミ勰Ŭɨ謔˵誠˵ ěȌꏐョꑔミꎠョ勰Ŭヘ諨˵�� ĔȈ諄˵记˵詀˵ĩȈ UNESCOĮȈꒀミ勰Ŭɮ诔˵譠˵ ģȌꏐョꑔミꎠョ勰Ŭヘ讨˵�� ļȈ讄˵豠˵諰˵ıȈ”絓೯賓ᇑĴȈꒀミ勰Ŭɯ貄˵谐˵ ljȌꏐョꑔミꎠョ勰Ŭヘ豘˵�� ǂȈ谴˵贐˵记˵LJȈpǚȈꒀミ勰Ŭɰ贴˵賀˵ ǟȌꏐョꑔミꎠョ勰Ŭヘ贈˵�� ǨȈ賤˵跀˵豠˵ǭȈ.ǠȈꒀミ勰Ŭɱ跤˵走˵ ǥȌꏐョꑔミꎠョ勰Ŭヘ趸˵��賓ᇑ ǾȈ趔˵蹰˵贐˵sióndzȈ223ctǶȈꒀミ勰Ŭɴ躔˵踠˵ ƋȌꏐョꑔミꎠョ勰Ŭヘ蹨˵�� ƄȈ蹄˵輠˵跀˵ƙȈ.ƜȈꒀミ勰Ŭɵ轄˵軐˵ ƑȌꏐョꑔミꎠョ勰Ŭヘ輘˵�� ƪȈ軴˵ꪠ˹蹰˵ƯȈ ƢȈ.sƥȈ.ȀƸȈ. 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Es necesario destacar que hay grupos fuertes como el SNTE que desde hace muchos años están detrás de la propuesta de descentralización progresiva del sistema:
“La descentralización consistió en la creación de direcciones generales de servicios coordinados en cada entidad federativa...Los profesores del SNTE ejercen las mismas prácticas de presión y negociación en los organismos federales, aunque los costos de transacción y organización son mayores que su alternativa de ejercer presión y negociar con los gobiernos estatales.” [1]
2. La descentralización:
Pronunciarse en contra de la descentralización no implica necesariamente salir del atolladero en torno del falso dilema porque se bloquea de facto el desarrollo del proyecto institucional. Quizá se necesiten argumentos más convincentes, lo cierto es que no hubo eco a los planteamientos de Rectoría (menos hubo un mínimo diálogo con la comunidad). El problema de la poca disposición de apoyo por parte de la comunidad académica de la UPN se debe al menos en parte, a la falta de información y a los argumentos débiles de las autoridades y sus colaboradores. Mencionaré por ejemplo a Carlos Reynoso, Miguel Angel Izquierdo y Teresa Negrete.
Carlos Reynoso
El documento de Reynoso es el más importante ya que coincide con los documentos oficiales de rectoría. Según este punto de vista: “El régimen descentralizado ofrece mayores márgenes de acción (con variantes si es federal, estatal o local) como: personalidad jurídica propia,. Puede constituir un Consejo Universitario, y ejercer autonomía jurídica en términos de las normas de vida interna y definir políticas, administración de recursos, etc. El cambio que el personal podría hacer, del Apartado B del Art. 123 al Apartado A, podría dar lugar a una mayor participación en las decisiones de la vida institucional” [2]
Además de que no queda claro el paso de los Apartados, lo demás parece poco convincente. Es como repetir lo que ya tenemos. El mismo Reynoso pone el ejemplo de la UPN donde en los hechos a pesar de ser organismo desconcentrado ya funciona como descentralizado (de la misma manera en que hay universidades autónomas que no son autónomas) Hay razón para dudar de que el cambio de un apartado al otro sea más beneficioso ya que se deja confuso quien es trabajador de base y quién de confianza.
Miguel Angel Izquierdo
Según este documento, la descentralización permitiría:“Garantizar procedimientos para que los recursos federales y estatales, donaciones y propios fluyan sin burocracia, transparentemente, conforme a criterios vigentes o recomendados por ANUIES”.[3]
Lo que no queda claro es ¿por qué ANUIES? Lamentablemente el autor no da argumentos. Todos sabemos que en los hechos el financiamiento proviene de otras instituciones a través de programas de evaluación como PROMEP; PIFI, PNPC. En estas evaluaciones no interviene ANUIES. Todos son acuerdos entre la SEP y el CONACYT. Yo no veo cómo podremos mejorar con la descentralización frente a estos organismos evaluadores que anulan en los hechos toda posibilidad de autonomía financiera. No se puede negar que estos programas han contribuido a mejorar el salario de un sector de los profesores universitarios, pero por otra parte, han deteriorado el aspecto profesional sometiéndolos a la lógica de la rentabilidad. O sea que hasta el momento no podemos considerar como un hecho positivo la aplicación de los sistemas de estímulos en las universidades. Lo que aparentemente significaría un avance como la dedicación de tiempo completo a la vida académica, sin embargo no está comprobado que todos los investigadores del SNI lo hacen.
Por otra parte, mientras que en el CONACYT se siga evaluando la investigación educativa y de las humanidades con criterios de las ciencias naturales (lo cual implica subestimar a las ciencias sociales y la filosofía) únicamente los estímulos servirán para fomentar el trabajo de maquila intelectual, es decir, de poca originalidad en la generación de conocimientos, no digamos ya de la total falta de relevancia, dada su orientación prioritaria en la rentabilidad y no en las grandes necesidades del país. Lo que se nos presenta actualmente es una notable pérdida de la vida autónoma de las universidades:
“La perdida de autonomía de la universidad no se limita al aspecto financiero; se extiende a los criterios de evaluación de los proyectos, en tanto que son fijados de acuerdo con el enfoque de burocracias externas que muchas veces poco tienen que ver con los objetivos a largo plazo de las comunidades académicas, como PROMEP, CONACYT, o el SNI.”[4]
¿Hay una alternativa a la evaluación externa? Claro que la hay, y ésta consiste en dejar que las mismas comunidades académicas también se autoevalúen con criterios más académicos. Es necesario establecer un equilibrio entre las exigencias externas y los intereses y convicciones de las comunidades internas.
Otra idea que cabe resaltar aquí es que así como no hay criterios claros y confiables para la investigación, tampoco las hay para la docencia, lo cual complica más la situación. En el momento actual llegamos a una situación absurda donde una gran parte de los académicos al lograr, gracias a los estímulos, el máximo de ingresos, no pueden o no desean jubilarse. Es claro que aquellos que están ya en edad de retirarse, al hacerlo perderían sus ingresos por su antigüedad en la institución. Lo grave de todo esto es que uno de los resultados de la aplicación de los estímulos en México no ha generado la formación de cuadros indispensables, no sólo para la continuidad de la política de investigación, sino también para la renovación del personal docente.
Tampoco queda claro en el documento de Miguel Angel Izquierdo ¿cómo se puede pasar a la descentralización manteniendo la estructura actual? El problema es que en los hechos se sigue desconociendo el monto de asignado por la SEP y el uso detallado que se le da a este presupuesto. Pese a que ya funciona el IFAI para garantizar la transparencia, seguimos en gran parte desinformados sobre las administraciones discrecionales de estos recursos.
Teresa Negrete
En sus “Reflexiones hacia un proceso de Autonomía de la Universidad Pedagógica” Teresa Negrete, en vez de dar argumentos históricos sobre las ventajas de la descentralización sólo nos plantea que la autonomía como ideal no es algo deseable. Se apoya en filósofos posmodernistas como Jacques Derrida. En vez de planteamientos filosóficos abstractos ¿no sería mejor que quienes conocen mejor la historia de la UPN nos ofrezcan argumentos más concretos?
Conclusión,
En general los argumentos a favor de la descentralización han sido hasta este momento poco sustentados. Desafortunadamente no responden a la historia de la UPN. Hay un diagnóstico discutible sobre la situación actual; se parte del supuesto de que todo estuvo bien en la administración de Marcela Santillán (cuando todos sabemos que fue un desastre no sólo por la forma autoritaria puramente burocrática de la organización de los cuerpos académicos y de las áreas, sino también por la eliminación injustificada de la investigación y por la obstaculización al desarrollo del posgrado.)
¿Cómo salir del dilema entre autonomía o descentralización? Para llegar a la autonomía hay que pasar primero por la descentralización. No hay oposición sino complementación. No se puede pasar de inmediato a la autonomía por la sencilla razón de que es una tarea a largo plazo, sobre todo por la maraña jurídica y el inevitable cabildeo que es necesario realizar en el Congreso. Lo factible, en un plazo inmediato es la descentralización que permite sin mayor enmarañamiento jurídico la autogestión académica y financiera. Lograr la autonomía no puede ser un gran problema. Ninguna política puede ser implementada en la UPN en toda la pureza del modelo original. Deben darse algunos compromisos con la realidad y una descentralización a corto plazo es necesaria para abrir las puertas a la autonomía. ¿Y porqué? Pues porque esto daría posibilidades de fortalecimiento de la vida y gestión académicas que a corto plazo permitan luchar por la autonomía con importantes posibilidades de éxito.
[1] Juan Manuel Delgado, “Calidad y política educativa para la educación superior: el Banco Mundial y la UNESCO” en Alejandro Carmona, Andrés Lozano y David Pedraza (coords.) Las políticas educativas en México. Sociedad y conocimiento. Ediciones Pomares-UPN, México, 2007. p.223.
[2] Jornadas de Información: Hacia el Cambio Jurídico en la UPN
Conferencia del Lic. Carlos Reynoso, UAM, 15 de agosto de 2007, 11:50 hrs.
[3] Miguel Angel Izquierdo, “Esquema para el paso a organismo descentralizado”,
[4] María Teresa de Sierra, “Cultura de evaluación y acreditación de las universidades públicas en México y las controversias actuales”, en A.Carmona, A.Lozano, D. Pedraza (coords.) op.cit. p.130
Samuel Arriarán
1. La necesidad de autonomía
A mí me parece que en la situación actual de la UPN hay necesidad de autonomía. Además de causas internas (como la creciente ingerencia de organismos evaluadores que anulan toda posibilidad de autonomía financiera) hay también causas externas que es importante tomar en cuenta ¿de dónde provienen los lineamientos estratégicos de la política educativa? Para comprender lo que sucede en la educación superior en México, no se puede dejar de ver las recomendaciones del Banco Mundial, la OCDE y la UNESCO. De estas organizaciones justamente derivan las ideas de calidad y de excelencia y que llevan a justificar la necesidad del tipo de educación básica y de universidad empresarial que el gobierno impulsa. En este sentido la supuesta baja calidad en nuestros sistemas educativos se debería al crecimiento desbordado del profesorado y al “atraso tecnológico”.
En las organizaciones antes mencionadas hay consideraciones ideológicas erróneas, como si la solución estuviera únicamente en importar recursos técnicos de los países desarrollados. También se señala que las universidades deben ser mixtas, es decir, mezclarse con la empresa privada, lo cual es otra forma de buscar financiamiento en el mercado y por tanto deslindar al Estado de su responsabilidad con la sociedad.
Detrás del aparente esfuerzo gubernamental en hacer énfasis en el desarrollo cultural y educativo (lo que supuestamente lo diferenciaría de las recomendaciones tecnocráticas), sin embargo se cae en el colonialismo, es decir que las organizaciones internacionales, pese a sus buenas intenciones, únicamente recomiendan transferir conocimientos mediante el envío de datos y modelos de acción de los países centrales a los periféricos. Como todas las organizaciones inspiradas en propósitos paternalistas conciben a los países latinoamericanos únicamente como naciones pasivas y receptoras.
* Documento de reflexión presentado en la reunión de trabajo del Colegio de Profesores del Area 2. Diversidad e Interculturalidad, el día 22 de noviembre de 2007.
No deja de ser contradictorio y altamente incoherente que la solución de los problemas de la educación superior sea convertir en funcionarios y personal docente a los representantes de empresas y organismos gubernamentales e internacionales. Aquí el remedio ha resultado ser peor que la enfermedad ya que el dar chamba a los empresarios en las universidades públicas únicamente ha servido para incrementar la burocracia.
No basta entonces formular recetas con base en indicadores de rentabilidad. Esto lleva únicamente a fundamentar un tipo de universidad empresarial y tecnológica. Lo que hace falta es una universidad alternativa que posea como principal virtud la posibilidad de autodefinición académica, es decir, de autonomía efectiva, verdadera capacidad para decidir por sí misma sus objetivos, orientados por intereses distintos de la rentabilidad y el mercado. Personalmente me adhiero a esta aspiración de una universidad autónoma opuesta al modelo de la universidad empresarial. 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Es necesario destacar que hay grupos fuertes como el SNTE que desde hace muchos años están detrás de la propuesta de descentralización progresiva del sistema:
“La descentralización consistió en la creación de direcciones generales de servicios coordinados en cada entidad federativa...Los profesores del SNTE ejercen las mismas prácticas de presión y negociación en los organismos federales, aunque los costos de transacción y organización son mayores que su alternativa de ejercer presión y negociar con los gobiernos estatales.” [1]
2. La descentralización:
Pronunciarse en contra de la descentralización no implica necesariamente salir del atolladero en torno del falso dilema porque se bloquea de facto el desarrollo del proyecto institucional. Quizá se necesiten argumentos más convincentes, lo cierto es que no hubo eco a los planteamientos de Rectoría (menos hubo un mínimo diálogo con la comunidad). El problema de la poca disposición de apoyo por parte de la comunidad académica de la UPN se debe al menos en parte, a la falta de información y a los argumentos débiles de las autoridades y sus colaboradores. Mencionaré por ejemplo a Carlos Reynoso, Miguel Angel Izquierdo y Teresa Negrete.
Carlos Reynoso
El documento de Reynoso es el más importante ya que coincide con los documentos oficiales de rectoría. Según este punto de vista: “El régimen descentralizado ofrece mayores márgenes de acción (con variantes si es federal, estatal o local) como: personalidad jurídica propia,. Puede constituir un Consejo Universitario, y ejercer autonomía jurídica en términos de las normas de vida interna y definir políticas, administración de recursos, etc. El cambio que el personal podría hacer, del Apartado B del Art. 123 al Apartado A, podría dar lugar a una mayor participación en las decisiones de la vida institucional” [2]
Además de que no queda claro el paso de los Apartados, lo demás parece poco convincente. Es como repetir lo que ya tenemos. El mismo Reynoso pone el ejemplo de la UPN donde en los hechos a pesar de ser organismo desconcentrado ya funciona como descentralizado (de la misma manera en que hay universidades autónomas que no son autónomas) Hay razón para dudar de que el cambio de un apartado al otro sea más beneficioso ya que se deja confuso quien es trabajador de base y quién de confianza.
Miguel Angel Izquierdo
Según este documento, la descentralización permitiría:“Garantizar procedimientos para que los recursos federales y estatales, donaciones y propios fluyan sin burocracia, transparentemente, conforme a criterios vigentes o recomendados por ANUIES”.[3]
Lo que no queda claro es ¿por qué ANUIES? Lamentablemente el autor no da argumentos. Todos sabemos que en los hechos el financiamiento proviene de otras instituciones a través de programas de evaluación como PROMEP; PIFI, PNPC. En estas evaluaciones no interviene ANUIES. Todos son acuerdos entre la SEP y el CONACYT. Yo no veo cómo podremos mejorar con la descentralización frente a estos organismos evaluadores que anulan en los hechos toda posibilidad de autonomía financiera. No se puede negar que estos programas han contribuido a mejorar el salario de un sector de los profesores universitarios, pero por otra parte, han deteriorado el aspecto profesional sometiéndolos a la lógica de la rentabilidad. O sea que hasta el momento no podemos considerar como un hecho positivo la aplicación de los sistemas de estímulos en las universidades. Lo que aparentemente significaría un avance como la dedicación de tiempo completo a la vida académica, sin embargo no está comprobado que todos los investigadores del SNI lo hacen.
Por otra parte, mientras que en el CONACYT se siga evaluando la investigación educativa y de las humanidades con criterios de las ciencias naturales (lo cual implica subestimar a las ciencias sociales y la filosofía) únicamente los estímulos servirán para fomentar el trabajo de maquila intelectual, es decir, de poca originalidad en la generación de conocimientos, no digamos ya de la total falta de relevancia, dada su orientación prioritaria en la rentabilidad y no en las grandes necesidades del país. Lo que se nos presenta actualmente es una notable pérdida de la vida autónoma de las universidades:
“La perdida de autonomía de la universidad no se limita al aspecto financiero; se extiende a los criterios de evaluación de los proyectos, en tanto que son fijados de acuerdo con el enfoque de burocracias externas que muchas veces poco tienen que ver con los objetivos a largo plazo de las comunidades académicas, como PROMEP, CONACYT, o el SNI.”[4]
¿Hay una alternativa a la evaluación externa? Claro que la hay, y ésta consiste en dejar que las mismas comunidades académicas también se autoevalúen con criterios más académicos. Es necesario establecer un equilibrio entre las exigencias externas y los intereses y convicciones de las comunidades internas.
Otra idea que cabe resaltar aquí es que así como no hay criterios claros y confiables para la investigación, tampoco las hay para la docencia, lo cual complica más la situación. En el momento actual llegamos a una situación absurda donde una gran parte de los académicos al lograr, gracias a los estímulos, el máximo de ingresos, no pueden o no desean jubilarse. Es claro que aquellos que están ya en edad de retirarse, al hacerlo perderían sus ingresos por su antigüedad en la institución. Lo grave de todo esto es que uno de los resultados de la aplicación de los estímulos en México no ha generado la formación de cuadros indispensables, no sólo para la continuidad de la política de investigación, sino también para la renovación del personal docente.
Tampoco queda claro en el documento de Miguel Angel Izquierdo ¿cómo se puede pasar a la descentralización manteniendo la estructura actual? El problema es que en los hechos se sigue desconociendo el monto de asignado por la SEP y el uso detallado que se le da a este presupuesto. Pese a que ya funciona el IFAI para garantizar la transparencia, seguimos en gran parte desinformados sobre las administraciones discrecionales de estos recursos.
Teresa Negrete
En sus “Reflexiones hacia un proceso de Autonomía de la Universidad Pedagógica” Teresa Negrete, en vez de dar argumentos históricos sobre las ventajas de la descentralización sólo nos plantea que la autonomía como ideal no es algo deseable. Se apoya en filósofos posmodernistas como Jacques Derrida. En vez de planteamientos filosóficos abstractos ¿no sería mejor que quienes conocen mejor la historia de la UPN nos ofrezcan argumentos más concretos?
Conclusión,
En general los argumentos a favor de la descentralización han sido hasta este momento poco sustentados. Desafortunadamente no responden a la historia de la UPN. Hay un diagnóstico discutible sobre la situación actual; se parte del supuesto de que todo estuvo bien en la administración de Marcela Santillán (cuando todos sabemos que fue un desastre no sólo por la forma autoritaria puramente burocrática de la organización de los cuerpos académicos y de las áreas, sino también por la eliminación injustificada de la investigación y por la obstaculización al desarrollo del posgrado.)
¿Cómo salir del dilema entre autonomía o descentralización? Para llegar a la autonomía hay que pasar primero por la descentralización. No hay oposición sino complementación. No se puede pasar de inmediato a la autonomía por la sencilla razón de que es una tarea a largo plazo, sobre todo por la maraña jurídica y el inevitable cabildeo que es necesario realizar en el Congreso. Lo factible, en un plazo inmediato es la descentralización que permite sin mayor enmarañamiento jurídico la autogestión académica y financiera. Lograr la autonomía no puede ser un gran problema. Ninguna política puede ser implementada en la UPN en toda la pureza del modelo original. Deben darse algunos compromisos con la realidad y una descentralización a corto plazo es necesaria para abrir las puertas a la autonomía. ¿Y porqué? Pues porque esto daría posibilidades de fortalecimiento de la vida y gestión académicas que a corto plazo permitan luchar por la autonomía con importantes posibilidades de éxito.
[1] Juan Manuel Delgado, “Calidad y política educativa para la educación superior: el Banco Mundial y la UNESCO” en Alejandro Carmona, Andrés Lozano y David Pedraza (coords.) Las políticas educativas en México. Sociedad y conocimiento. Ediciones Pomares-UPN, México, 2007. p.223.
[2] Jornadas de Información: Hacia el Cambio Jurídico en la UPN
Conferencia del Lic. Carlos Reynoso, UAM, 15 de agosto de 2007, 11:50 hrs.
[3] Miguel Angel Izquierdo, “Esquema para el paso a organismo descentralizado”,
[4] María Teresa de Sierra, “Cultura de evaluación y acreditación de las universidades públicas en México y las controversias actuales”, en A.Carmona, A.Lozano, D. Pedraza (coords.) op.cit. p.130
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